Hace unos días se han concentrado en la Plaza de Colón de Madrid cerca de dos millones de mortales bajo el lema "Por la familia cristiana". Sólo clamaban por la protección de la familia y que todos los seres humanos debemos estar prontos para custodiarla ya que, sin familia, no puede subsistir la sociedad. César Franco, obispo auxiliar de Madrid, afirma con sonrojo que el acto "ha superado mis expectativas, porque el Señor siempre sorprende". La Iglesia es joven y está dinámica y viva. La asistencia de tantas familias jóvenes con sus hijos y el júbilo con el que tantas personas casacas vitoreaban y demandaban el valor de la familia, es un motivo de gran regocijo. Lo señaló Andrea Ricardi en su afirmación, "sin la familia el hombre no tiene casa, porque es el lugar donde eres amado por lo que eres, no por nada más". La familia es la médula de la sociedad. El cardenal Rouco lo ha avisado con atinadas palabras al citar el derecho de la familia a ser preservada por el Gobierno, por todo cuanto ésta contribuye a la sociedad. No se puede jugar con las raíces cristianas de la familia, por desnudas contiendas políticas, porque estamos socavando y colocando en un gran riesgo a la sociedad entera. El Papa Benedicto XVI aseveró, a través de una videoconferencia, que "la familia está formada por la unión indisoluble entre un hombre y una mujer en la cual, la vida humana, es acogida y protegida desde el inicio hasta su fin natural". Clemente Ferrer Roselló clementeferrer@yahoo.es