El pasado fin de semana, el dirigente socialista navarro, Juan Antonio Pastor, acusó al presidente de la patronal navarra, Juan Manuel Ayesa, de ser el portavoz de UPN por haber denunciado la existencia de cartas de extorsión de ETA al empresariado. Pastor confunde el culo con las témporas. Es posible que Ayesa sea portavoz de UPN; es probable que sea cercano a la formación foral. Es muy probable que tenga buenas relaciones con UPN y que sus denuncias sean utilizadas políticamente por el partido.

Pero todo esto es irrelevante. Lo importante es si existen o no esas cartas. Eso es lo relevante. Y salir por la tangente como De la Vega- diciendo que están siendo estudiadas por Interior, no es de recibo. Pero afirmar como afirma la vicepresidenta- que el tono es diferente y que ahora se pide el pago voluntario es colocarse exactamente en el mismo discurso inmoral e indigno de Arzalluz.

Las cartas existen. Y eso deja fuera de juego a un gobierno que ha prometido que no iniciaría las negociaciones con ETA hasta que no finalizase toda violencia, es decir, extorsión a empresarios y kale borroka. Pero como hay prisa y el calendario lo fijan los violentos, donde dije digo, digo Diego. Y como algo habrá que hacer con Navarra, el socialista Carlos Chivite, que habría mostrado su distancia con la postura oficial del gobierno respecto al proceso de paz, no será el candidato socialista a presidir la comunidad foral. Pastor hace méritos. El que se mueve no sale en la foto y el que pelotea, aunque sea con la indignidad, tiene premio. Así de claro. Y así de ruin.