• El fracaso pone en solfa la Cumbre Iberoamericana que debería presidir Felipe de Borbón por vez primera.
  • Al mismo tiempo, el fracaso de Managua confirma que la sucesión se ralentiza.
  • Es el primer viaje diseñado por él mismo y cometió el error de compadecer junto a Daniel Ortega.
  • El tiranuelo sandinista le despreció frente a Hugo Chávez y el iraní Ahmanideyad.
  • En la parte positiva, su entrevista con la oposición y su anunciada visita al hondureño Porfirio Lobo.
Mientras arrecia el escándalo Urdangarín, SAR Felipe de Borbón viajaba a la toma de posesión del reelegido presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, a quien la comunidad internacional acusa de pucherazo. Era el primer viaje programa por la Casa del Príncipe, una especie de prueba de fuego de cara a esa transición lenta que se pretende efectuar en el Jefatura del Estado. Y lo cierto es que el fracaso ha servido para demostrar que la transición en el Palacio Real debe ralentizarse.
Lo de Managua fue una tomadura de pelo que, además, no ha gustado nada en Washington. Daniel Ortega 'pasó' del Príncipe mientras se abrazaba con Hugo Chávez –el hombre que quiere invadir Washington- y mientras el reelegido aseguraba, en presencia del inquietante líder iraní Mahmud Ahmanideyad, asegurando que la nicaragüense y la iraní eran dos revoluciones hermanas.
Ortega abrazó todos los presentes y despreció la futuro rey de España. Pese a todo, fuentes próximas a la Casa del Príncipe insisten en que había que estar allí, como ha estado SAR en toda las tomas de posesión iberoamericanas, su banco de pruebas.
En la parte positiva, la entrevista planificada por SAR con miembros de la oposición a Ortega así como el hecho de que la siguiente etapa del viaje principesco sea a la Honduras de Porfirio Lobo, a quien el indigenismo populista iberoamericana ha negado el saludo desde el golpe de Estado contra el golpista Mel Zelaya. Y es que Porfirio Lobo ganó las elecciones posteriores.
En cualquier caso el balance es negativo. La figura del Príncipe ha quedado tocada y todo parece indicar que la lenta transición en el Trono de España resultará aún más lenta... para desesperación de doña Letizia Ortiz, por cierto.
Y otra consecuencia que no se puede olvidar: el papel que la Jefatura del Estado estaba forjando para el Heredero como embajador de la empresa española en Iberoamérica ha quedado en entredicho. Como en entredicho queda el intento de que la próxima Cumbre Iberoamericana de Naciones fuera presidida, por vez primera, por el Príncipe en lugar de por el Rey.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com