José Sócrates (en la imagen), el detenido exprimer ministro, era oro gran amigo de nuestro inefable Rodríguez Zapatero y constituye una de las definiciones más claras de progresista: "Aborto libre y gratuito… y ya puedes dedicarte a forrarte el riñón con entusiasmo".

En serio, Sócrates importaba la 'tecnología' abortera -matasanos sin escrúpulos, mujeres desaprensivas y feministas demagogas- de Zapatero, es decir, la barbaridad abortera de Bibiana Aído y de Carmen Vela, hoy -sí, en serio- secretaria de Estado de investigación del Partido Popular, a las órdenes del ministro Luis de Guindos. Sí, en serio, la misma Carmen Vela y el mismo ministro que continúan financiado con dinero público la estafa homicida de la utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio.

El portugués Sócrates, se ha hecho multimillonario y ha decidido que Portugal es para los pobres. Por eso residía la mayor parte del tiempo en París, en un pisito de 3 millones de euros. Así que alguien le ha preguntado de dónde ha sacado el parné y ha acabado en prisión. Pero no olvidemos su porte: era progresista porque aunque lo que realmente le gustaba era el dinero para sus ciudadanos menesterosos reclamaba, financiaba e imponía el aborto. A fin de cuentas, el nasciturus no vota y la madre del nasciturus abortado bien podía votar a Sócrates.

Y créanme, esa unión entre progresismo y capitalismo no es casualidad. Uno de los grandes axiomas de la vida racional es que las cosas no ocurren porque sí. No es casualidad que Zapatero tuviera como grandes amigos internacionales al peligroso Recep T. Erdogan (ahora sabemos cómo se las gasta el turco, pero entonces aplaudíamos la Alianza de Civilizaciones) y el portugués José Sócrates. Fanático el uno, fanático del aborto el otro.

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