Vocento quiere TV-2. Zapatero ha pedido un estudio. Polanco compartirá Canal Plus en abierto con Telefónica. El PSOE considera que controlando los medios públicos y con el apoyo de Polanco, lo único que hay que temer son los escándalos que pueda denunciar El Mundo.
Santiago Ybarra, presidente de Vocento, lo decía claramente: estamos en esto por principios, pero nosotros no queremos un canal de televisión desde cero, nosotros queremos TVE-2. Es la misma teoría que ha vendido su consejero delegado, José María Bergareche. Al parecer, Vocento, el segundo grupo editorial de España, es mucho más práctico que el resto y centra mejor el problema. El Gobierno Zapatero quiere hacer un favor a Polanco, permitiéndole abrir Canal Plus. Para maquillar tan vergonzoso trato de favor, está dispuesto a regalar otro canal a un segundo operador. Pero en Vocento saben que Canal Plus lleva 12 años funcionando. Abrirlo es sencillo. Lo que no es sencillo, es casi imposible, es pretender partir de cero y competir con Canal Plus... y con A-3 TV y Tele 5.
Hasta el propio Conde Godó, totalmente entregado a La Moncloa, el único en apoyar a Polanco tras el plante de todos los Señores de la Prensa, el mismo que ha apoyado al nacionalismo periodístico catalán colaborando en la salvación de su competidor Avui, el socio de Prisa, el confidente de Alfredo Pérez Rubalcaba, se lo está pensando. Godó es el editor que más está colaborando con el Tripartito en el proyecto de que en Cataluña sólo exista una prensa totalmente adicta al Gobierno Maragall, sin fisura alguna. Pero los costes de la televisión le dan miedo.
El que no se lo piensa es Zeta. Recluido en El Periódico de Barcelona y en unos semanarios en declive, el grupo de los Asensio quiere volver a la televisión (ya estuvo en A-3 TV) de la mano de Zapatero, y para Montilla, Zeta representa una imagen de pluralismo. Al menos, no es Polanco.
Y también lo quiere El Mundo, dado que Pedro José Ramírez ha prometido al grupo italiano Rizzoli que sus buenos oficios ante el Zapaterismo bastan para obtenerles un canal de televisión.
En definitiva, la línea dura del Gobierno para contar con una prensa adicta es de José Montilla y del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Barroso, el hombre de Fernández de la Vega para la información, que ha prometido domeñar a todo la prensa española. Montilla recuerda que Telefónica regaló A-3 TV a Lara cuando podía haberlo cedido a Vocento o a Recoletos, que también pujaban por él.
Por otra parte, los beneficios de Tele 5 y A-3 TV en 2004 han despertado la codicia de todos los editores. En la televisión privada española destacan gestores como el consejero delegado de A-3 TV, Maurizio Carlotti (el único canal de televisión con una línea crítica con el Ejecutivo), tiene un pay-out de más del 95%, es decir, que dedica a repartir dividendo entre sus socios (un grupo de instituciones, principalmente) nada menos que el 95% de sus beneficios. Eso, tras haber despedido a cerca de 800 trabajadores en 18 meses (entre el ERE y los contratos no renovados).
Por otra parte, Polanco se encuentra muy a gusto con César Alierta. Telefónica y Polanco se reparten el poder en Sogecable, con un 25% del capital cada uno, pero Telefónica nada tiene que decir en el aspecto ideológico y de programación, donde imponen su ley, sin la menor discusión, Jesús Polanco y Juan Luis Cebrián.
Y en toda esta batalla lo más curioso es que el Tribunal de Defensa de la Competencia no dice esta boca es mía. Precisamente, uno de los pocos países que no han pasado por una etapa de transición hacia la libe competencia en la sector audiovisual, con las famosas incompatibilidades que crearon los norteamericanos: incompatibilidad de producción y emisión, e incompatibilidad geográfica (el que emita en todo el país no puede emitir en local o regional). En breve, Jesús Polanco tendrá la mayo red de televisión local de España, un canal nacional en abierto, el monopolio de la televisión de pago... y el control de la producción audiovisual, dado que será el comprador de referencia. Además de controlar el oligopolio radiofónico, ya sin cortapisas de ningún tipo.
A Zapatero no le preocupa. Sus asesores no dejan de repetirle que controlando los medios públicos y favoreciendo a Polanco, sólo hay que temer los escándalos que denuncie El Mundo.