Una niña desnuda y aterrorizada, desvestida corre por la carretera. Esta imagen que inmortalizó los horrores de la guerra de Vietnam ha aparecido miles de veces en los medios de comunicación.

El 8 de junio cumplió 36 años. La niña Kim Phuc es hoy la embajadora de la UNESCO y dirige una fundación de ayuda a los niños víctimas de la guerra y la violencia. Cuando vean a esa pequeña niña, corriendo, gritando y llorando, no piensen que llora por miedo y dolor, mirarla de nuevo porque llora por la paz, afirma Kim.

Lejos quedan sus 17 operaciones para curarla de las quemaduras que el NAPALM produjo en el 65 por ciento de su diminuto cuerpo. Nick Ut, autor de la foto que ganó el Pulitzer en 1973, la llevó al hospital y le salvó la vida. Permaneció internada 14 meses. Esta desposada, que reside en Canadá con su consorte y dos retoños, tenía nueve años cuando padeció las secuelas de los 1.200 grados que alcanza este letal explosivo.

Se desmayaba cada vez que las enfermeras la metían en la tina y cortaban la piel muerta. Pero no murió.

Dentro de mí -dice- había una niña pequeña y fuerte, que quería vivir pero todo lo superé gracias al amor de mi familia y de Dios". Una de las lecciones que ha aprendido de esta experiencia es a pedir perdón. Cuando leyó por primera vez las palabras de Jesús ama a tus enemigos, no sabía cómo hacerlo. Creyó que sería imposible. Tuve que rezar mucho y no fue fácil pero al final lo logré". 

En 1996 conoció a uno de los pilotos que participaron en el bombardeo de su aldea. Lo perdonó públicamente por que, asegura, "el perdón es más poderoso que cualquier arma del mundo". Está convencida de que su vida es un icono de la esperanza y del perdón.

Mi foto es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón, aseguró Kim, con una amplia sonrisa que no perdió a lo largo de su intervención en un acto, al que acudió invitada por Save the Children, dentro de la campaña Rescribamos el futuro.

Clemente Ferrer Roselló

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