Debut cinematográfico en el campo de la ficción de Jorge Algora, un reputado director de documentales madrileño afincado en Galicia (socio de Adivina Producciones, una de las empresas impulsoras de este proyecto).

Como ocurre con otro estreno de esta semana, Zodiac, El niño de barro está inspirada en hechos reales: en la investigación llevada a cabo en Buenos Aires, en el año 1912, para descubrir a un sádico asesino en serie de niños.

Mateo (Juan Ciancio) es un niño de 10 años que tiene unas terribles visiones en las que ve cómo se comenten crueles asesinatos a menores. Su madre, una mujer soltera, pide apoyo al forense de la policía que intenta encontrar una explicación racional a esas visiones. Pero en el entretanto, Mateo, por los datos que aporta de los crímenes, se convierte en sospechoso.

Esta historia de crónica negra (negrísima) aunque tiene el mérito de mantener el suspense, resulta reiterativa por las continuas visiones del niño y bastante sórdida en su desarrollo. De hecho, en algunas secuencias se podrían haber evitado imágenes innecesarias con una correcta elipsis y el resultado hubiera sido igual pero menos desagradable. Una buena ambientación y una correcta actuación de Maribel Verdu y Chete Lera, no logran evitar el regusto amargo que deja en el espectador este relato totalmente fatalista.

Para: Los que vean todas las películas de crónica negra