Al final, la cumbre Euromediterránea terminó en fracaso, a pesar de la labor de Televisión Española y otros medios públicos para venderlo como un éxito. Los países del sur del Mediterráneo, es decir, el mundo musulmán, ni se dignaron a acudir. Los únicos que han ganado son los turcos, porque el primer ministro, el fundamentalista Erdogan, consiguió que la nueva canciller alemana, Ángela Merkel aceptara suavizar su postura sobre el ingreso de Turquía en la Unión Europea, un ingreso que Giscard DEsaing considera la razón del fracaso de su texto constitucional paneuropeo.
Acuerdo sobre el código conducta antiterrorista y, sobre todo, porque han conseguido no ponerse de acuerdo sobre qué es terrorismo y qué no lo es. Lo que Tony Blair y Zapatero, haciendo de la necesidad virtud han vendido como éxito ha sido el llamado código de conducta respecto al terrorismo. Un código en el que no se ha llegado ni tan siquiera a definir el terrorismo pero que, como resumía Zapatero, nunca más se debe asimilar el terrorismo a ninguna religión, a ninguna cultura, a ningún pueblo, a pesar de que el concepto de terrorismo islámico es ya moneda común en los medios informativos de todo Occidente.
Un micrófono abierto reveló este fracaso vendido como éxito. Zapatero le decía a uno de sus asesores. Hay que llegar a un acuerdo como sea. Palabras que adquieren toda su dimensión si se repara en aquello a lo que respondían; era su asesor internacional Carles Casajuana quien le espetó al presidente: Los textos no van muy bien, estamos intentando cerrar algo. Y, naturalmente, se cerró.
En definitiva, un fracaso disfrazado de éxito.