Según ese pacto, la empresa regalaría acciones de ARSA a la Casa Rosada y, a cambio, el Gobierno Kirchner retiraría las impugnaciones judiciales y mercantiles. Para Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz es un negocio redondo, porque podrían acceder a otros 315 millones de dólares del Tesoro público español. Además, darían carpetazo a su viacrucis jurídico y podrían sacar a Bolsa una empresa que perdió 138 millones de dólares en 2005. Y, por supuesto, no se habla de la urgente renovación de la flota de Aerolíneas
Los dueños de Aerolíneas Argentinas, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz, parecen haber hallado el instrumento adecuado para seducir a Néstor Kichner, y lograr que les apruebe el balance 2005 de la empresa (que arrojará una pérdida de 138 millones de dólares, aunque partió de una ganancia por 34 millones en 2004), y así eludir su procesamiento judicial por fraude contable al presentar balances falsos de la aérea en sus tres ejercicios (2002, 2003 y 2004), al cargarle pasivos inexistentes por 114 millones de dólares. Además de otras acusaciones que el gobierno de Kirchner les imputó ante de la justicia, por violar la ley de quiebras argentina al convertirse en acreedores mayoritarios de la compañía siendo sus propietarios, comprando créditos que debían saldar, según el contrato de compraventa autorizado por el Consejo de Ministros; vaciar Aerolíneas en favor de otras empresas de MARSANS; y licuar indebida e injustificadamente la participación accionarial del Estado argentino. Acusaciones sustentadas por el Tribunal de Cuentas español en su Informe Final sobre la actuación de nuestro Estado en la compra de Aerolíneas Argentinas, complementándolas con las desvío de fondos públicos españoles; e incumplimientos de pago de deudas no concursales como de inversión por 450 millones de dólares.
La fórmula hallada por Pascual y Díaz para conquistar los favores de Kirchner y eludir sus procesos judiciales en la Argentina, sería la de regalarle al Estado argentino (probablemente acabarán en algún grupo empresarial argentino próximo a Kirchner) un 5% de las acciones de Aerolíneas, según lo declarado hace pocos días por Gonzalo Pascual a la prensa de Buenos Aires, Acordamos restituirle del 2% al 5 por ciento (al Estado argentino).Esto nada tiene que ver con una participación superior. Si pretende más del 5%, tiene que aumentar el porcentaje en función de lo que pueda costar la parte proporcional. A lo que se suma, que en el Orden del Día de la Asamblea del próximo 23 de noviembre, donde se considerará el balance 2005 de Aerolíneas Argentinas, figura también la modificación de los Estatutos Societarios para convertir acciones Clase C, de los accionistas empresarios, en Clase A, exclusivas del Estado argentino.
Pascual y Díaz, parecen estar dispuestos para lograr sus propósitos a cualquier extremo, incluso el de quebrantar lo acordado en el Acta de Intención y su Adenda modificatoria firmada a fines de junio pasado en Madrid, entre el Gobierno de Kirchner y los dueños de MARSANS (Ver Carta de Intención y Adenda, que se publica por primera vez), en donde taxativamente se estipulaba, que si el Estado de la Argentina quería acceder a un aumento de su porcentaje accionario en Aerolíneas debía realizarlo a valor nominal, mediante la capitalización de créditos del Estado contra AASA, aportes en efectivo y cualquier otro método que las partes acuerden. Es decir, debía pagar si o sí de algún modo por su mayor cantidad acciones. Por supuesto, tanta generosidad de G&G sería mucho más virtual que real, con el monto de subsidios que el gobierno de Kirchner hoy le entrega a Marsans, de más de un millón y medio de dólares mensuales, en un año el Estado argentino habrá pagado un 7%, de las acciones de Aerolíneas a su valor actual; y, tampoco nada le impedirá a Marsans volver a licuarle al Estado el porcentaje cedido, si éste no acompaña futuros aumentos del capital tal cual sucedió en el pasado. Ilícitamente, según denunció el gobierno de Kirhcner ante la justicia hace siete meses.
Obviamente, el verdadero propósito de semejante plan, pergeñado entre los dueños de Aerolíneas Argentinas y las autoridades locales de la compañía -lideradas por su presidente, el reputado abogado Horacio Fargosi-, no es la beneficencia sino el pretexto. Darle al gobierno de Kirchner la seudo-justificación legal y mediática necesaria, para aprobar el balance 2005 de Aerolíneas sin pagar los costos políticos que de tal accionar resultaría, por encubrir los delitos cometidos por MARSANS que el propio Estado bajo su gestión reiteradamente denunció ante la justicia; eximiendo a la vez de la persecución judicial y el castigo correspondiente a sus responsables, entre otros Pascual y Díaz; de quienes el Estado argentino acusador aceptaría en un giro escandaloso, convertirse en su socio, o cómplice. Consistiría un Pacto de Impunidad flagrante, que en nada ayudaría a la Argentina a mejorar su transparencia y calidad institucional, como a afianzar su seguridad jurídica.
Paradójicamente, dicha entrega sin cargo de acciones de Aerolíneas a Kirchner, constituiría la prueba más contundente sobre la veracidad de los delitos de los que el Estado argentino ha acusado a los dueños de Marsans: nadie obsequia en el mundo de los negocios lo que legal y legítimamente le pertenece, menos Pascual y Díaz. Sería, de hecho, una elocuente confesión de partes. Es por ello, que los funcionarios públicos argentinos que accedan a dar la orden para la aprobación del balance 2005 de Aerolíneas Argentinas, se exponen a serias denuncias o querellas penales por prevaricato, mendacidad y cohecho. Comenzando, por la responsable de la Subsecretaría de Servicios Financieros, Martha Zaghini, de quien depende las acciones estatales, continuando por el siempre sospechado Secretario de Transporte Ricardo Jaime, y sin excluir si también intervinieren, a la mismísima Ministra de Economía Felisa Miceli, y al poderosísimo Ministro de Planificación Federal Julio De Vido.
Ese Plan Canje, acciones de Aerolíneas Argentinas por aprobación de su balance 2005 y exculpaciones judiciales, contaría con el padrinazgo y aliento político del hombre de Kirchner siempre más sensible a los deseos y propósitos del Grupo Marsans, su Jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Uno de los grandes gestores del acuerdo firmado entre Marsans y el gobierno argentino en Junio pasado, junto con su habitual contertulio español, el principal asesor económico de Zapatero y ahora flamante candidato oficial a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián. Un acuerdo, materializado en el Acta de Intención y Adenda que en primicia revela íntegramente Hispanidad, el cual ha sido duramente criticado -por ahora en privado- tanto por sectores gremiales aeronáuticos como por políticos de la oposición, quejándose (con razón evidente si se lee la Adenda), que los Directores que incorporará el Estado argentino en el Directorio de Aerolíneas, si aumenta su porcentaje accionario estarán dibujados. Es decir, no poseerán ningún poder real de veto, y no podrán impedir ninguna decisión que desee adoptar los accionistas mayoritarios, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz, tal cual sucede ahora. Es que como bien reveló al periodismo argentino el ex máximo ejecutivo de Aerolíneas, Antonio Mata, antes de abandonar su cargo, mediante un rapto de inusual sinceridad de su parte, Según lo que se considera acción de oro (poder de veto) en el lenguaje de los negocios internacionales, no la tiene (el Estado argentino) El Estado tendrá poder de decisión sobre solo tres puntos estratégicos y además, en cada uno está prevista una llave (Revista Noticias 08/07/06). Esa llave mencionada por Mata es bien notoria en la Adenda y le permite a Marsans eludir cualquier restricción estatal argentina, en las tres acotadas cuestiones en las que ese Estado puede opinar.
Por eso, algunos gremios aeronáuticos como a políticos opositores, repudian tanto lo acordado en Madrid por Kirchner con Marsans, porque lo consideran una vejación a los legítimos intereses nacionales de su país, similar sostienen amargamente, a la que podría haber consumado algunos de los predecesores de Kirchner , más condenados socialmente, como Menem o De La Rúa.
Después de todo, Pascual y Díaz son tributarios de la sabiduría popular para descubrir su método de seducción con Kirchner, le han aplicado el viejo aforismo, si no los puedes vencer únete a ellos, adaptándolo al parecer a la versión Marsans, y cómpralos con acciones. Porque este acuerdo, de llevarse a efecto lo veremos en 48 horas, cuando se celebre la Junta de Accionistas de Aerolíneas Argentinas (ARSA)- orillaría el principal problema actual de ARSA: la renovación de la flota, para lo que el Gobierno español regaló a Marsans 258 millones de dólares. Sin ello, es decir, sin inyección de liquidez, Aerolíneas estará abocada a reconversiones permanentes. Es por ello, por lo que los principales opositores al acuerdo son los sindicatos de pilotos (APLA) y de mecánicos (APTA) se oponen con todas sus fuerzas al acuerdo e incluso amenazan con llevar al Gobierno Kirchner a los tribunales por corrupción. Además la PPP, agrupación de trabajadores de ARSA con un paquete de acciones en la empresa, rechazará el balance 2005 y amenaza con llevar adelante todas las acciones judiciales que procedan.
Por otra parte, no olvidemos que el presunto incumplimiento por parte de Marsans del acuerdo por el que la SEPI le regaló Aerolíneas y le donó 758 millones de dólares para su reconversión, provocó que el nuevo Gobierno Zapatero paralizara los últimos 55 millones que quedaban por entregar. A esta cantidad hay que añadir los 260 millones de dólares provisionados en los Presupuestos Generales del Estado para 2004, bajo la rúbrica de Contingencias futuras. En otras palabras, con el acuerdo con Kirchner, Marsans aspira a hacerse con otros 315 millones de dólares del erario público español. Si a ello le unimos los 703 millones de dólares ya recibidos para una reconversión no realizada, debemos concluir que Marsans ha recibido del Erario público español, además de la empresa Aerolíneas gratis total, 1.018 millones de dólares. Un negocio redondo.
Y para terminar, siempre que Kirchner ceda, Marsans podrá finalizar su aventura argentina, sacando a Bolsa Aerolíneas, con los correspondientes ingresos-extra.