Sr. Director:
Con razón las asociaciones pro-vida de la Unión europea han lanzado una enérgica protesta contra la Ministro Federal Alemana para la Cooperación y el Desarrollo, Sra. Heidemarie Wieczorek-Zeul, quien afirma: "La comunidad internacional de países donantes claramente le expresa al Presidente Ortega que habrá consecuencias inmediatas con respecto a los términos de la cooperación para el desarrollo, si esa ley nacional [prohibiendo el aborto] no es derogada".
¡Qué vergüenza, amenazar a los países pobres con derogarles la ayuda si protegen al nonato con la ley! Es más fácil aconsejar la muerte que ayudar a los pobres a vivir. Si Nicaragua deroga su ley contra el aborto, recibirá ayudas de la Unión Europea; si mantiene su humanidad, le retiran la ayuda al desarrollo. No temen a Dios, que existe para los creyentes, los ateos y los agnósticos. Nicaragua no debe temer: los hombres no son dioses y los que ahora están en los cargos, pasarán. Han actuado con hipocresía, de forma sibilina, evitando la alarma social.
Ahora se apoyan en el letargo de los buenos, y se han atrevido a mostrar su cara, que algunos conocíamos. Los lobos son voraces, y ciertos lobbys instalados en las altas instancias de la Unión Europea, se le parecen: están siempre hambrientos de carne humana tierna. ¿Matarán a los propios? No me extrañaría: tienen negra la conciencia y duro el corazón. ¡Qué pena que los altos cargos pueda ocuparlos cualquiera y no se exija rectitud moral! ¿Creerán que salpicando a otros, ellos se lavan? El mal no se transforma en bien porque lo inste un poderoso señor. En este caso, lleva el agravante de la mala influencia y del escándalo.
Aún no se atreven a asesinar a los niños recién nacidos, pero falta poco (ya han empezado). Para birlar los derechos humanos universalmente consagrados, niegan la evidencia y juegan con el lenguaje: al crimen del aborto le llaman salud reproductiva y derecho de la mujer al asesinato del hijo. El aborto provocado es un crimen nefando que clama venganza al Cielo y afea sobremanera el interior del que lo ejecuta, de quien lo aconseja o de quien lo promueve. No sólo son culpables los que se manchan de sangre; también, los que callan ante el crimen. No quiero ser cómplice: ante la barbarie inhumana, ¡¡¡ protesto!!!!
Josefa Romo
pepirromo@yahoo.es