Montes fue sobreseído y, al parecer, sobrevenido- por un tribunal formado por tres jueces. Se trataba de tres señores que iban a juzgar sobre eutanasia, pero dos de ellos, muy progres, habían firmado un mes ante un documento judicial a favor de la eutanasia. Y lo que son las cosas: ninguno de los dos decidió inhibirse. La justicia es así.
En cuanto se vio libre de la denuncia provocada por una inspección de la Comunidad de Madrid, el doctor Montes, el sedador del hospital de Legranés (así conocido popularmente porque en cuanto aparecía por allí una señora le hacían un legrado) comenzó a poner denuncias a derecha e izquierda, especialmente a derecha, a todo periodista que se atreviera a publicar otra cosa que no fuera un ditirambo sobre su persona.
Y ya saben mi idea de que hay dos tipos de personas: las buenas y las malas. Las primeras no interponen demandas judiciales al prójimo.
Eulogio López
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