Aznar lo tenía muy claro: el voto católico no existe. Conclusión: se dedicó a abofetear a los cristianos consecuentes durante ocho años: el aborto se disparó en España, se inició la aberración de la manipulación de embriones, con cargo a doña Ana Pastor, se mantuvo el insufrible y peligroso sistema de los conciertos educativos, comenzaron las uniones de hecho, y la prevaricación permanente en que ha degenerado la violencia de género, se relanzaron los ataques al Iglesia en los medios públicos y, en líneas generales, se fastidió a los cristianos al grito de: nos importas muy poco porque no tienes a quien votar, salvo a nosotros, al PP.

De hecho, ZP sólo tuvo que andar unos pasos más por la misma senda homicida y liberticida, según depende: el divorcio lo convirtió en express, mantuvo los conciertos educativos, las uniones de parejas de hecho las convirtió en matrimonios gays adoptantes y los ataques a la Iglesia han pasado de escarnios a blasfemias. La misma senda, un poco más allá

Tiene su gracia, por ejemplo, la pugna entre esos dos correligionarios que tanto se odian: la presidenta pepera de la Comunidad de Madrid, y el pepero alcalde de la capital, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Jiménez Gallardón. Algunos cristianos bien pensantes, e incluso algunos agnósticos malpensantes –como el locutor estrella de la COPE, Federico Jiménez- distinguen entre la pepera buena, que es Aguirre, y el pepero malo, que es Gallardón. Gallardón es el abortero, y entonces se olvida que casi el 20% de los abortos que se perpetran en la Comunidad de Madrid son financiados por doña Esperanza, gracia a sus conciertos con los mataderos privados. Gay-ardón, cada día más enloquecido, regala píldoras abortivas a las adolescentes de 14 años más golfas –o simplemente más idiotas- mientras la presidenta financia a todas las instituciones gays que se precien, y nutre sus centros con el feminismo más homicida. Jiménez -Gallardón, no Losantos- financia a Polanco para que pueda arremeter contra la Iglesia –al parecer lo único que consuela ya al viejo editor- mientras Aguirre financia la blasfemia de sus parientes y a los muy culturales centros que los acogen.

Sin embargo, vaya usted a saber por qué, para algunos grupos católicos Esperanza es la buena, mientras Gallardón, hay este Jiménez Gay-ardon, es malísimo. Lo mismo que ocurre entre el PP y el PSOE, que no son más que las dos caras de una misma moneda.

En cualquier caso, lo más curioso es que, en muchos ámbitos cristianos, el PP sigue siendo el bueno, mientras el PSOE es el malo. Y dentro del PP, aquellos que dan menos la nota, por ejemplo Aguirre versus Gallardón, por mucho que tanto los unos como los otros se dediquen, día sí y día también, a fastidiar los principios cristianos.

No sólo eso, sino que el desgraciado principio del mal menor está hoy más vivo que nunca entre los católicos. Por ejemplo, ahora mismo, cara a las municipales del 27 de mayo. Sólo hay tres formaciones –al menos que yo conozca- que mantengan programas coherentes con los principios cristianos: Familia y Vida, Alternativa Española y Partido Social Europeo (¡Qué pena que Solidaridad Internacional no se decida a presentarse a las elecciones: ahí hay un partido cristiano y de izquierdas!). Pues bien, los tres están vetados en la Cadena Cope, propiedad de los obispados y órdenes religiosas. Porque en la COPE manda un agnóstico como Jiménez I (Jiménez II es Gallardón), ciertamente, pero también porque el voto cristiano está tan aturdido, que prefiere votar a los anticatólicos del PP que a unos partidos que no pueden ganar. Y así será mientras el mal menor continúe presente.

Es más, a fuerza de excluirles del Sistema, esas tres formaciones parecen grupos antisistema, marginales… a pesar de ser las únicas con un programa acorde con el ideario cristiano.

Es decir, que entre la coherencia y el mal menor, eligen el mal. De esta forma, se hace realidad el principio aznariano de que "el voto católico no existe". Y lo que es peor, se ahonda en el principio zapateril de que lo que sí existe es el voto anticatólico.

Eulogio López