Enciendes un informativo de RTVE y te encuentras con el relato de un premio a los telediarios, con Fran Llorente recibiendo galardones. El último ha sido el premio a la libertad de expresión por la Universidad de Málaga, galardón elevado a la categoría de Nobel por el galardonado, que para eso decide qué es lo que se emite por la televisión pública. El epígrafe del premio nos habla de la televisión  "con valores", seguramente bursátiles.

Hay quien prefiere que no expliquemos lo que pasa. Periodismo con valores, sobre todo con valores bursátiles.

Todo ello en vísperas del cambio en RTVE, con un nuevo presidente cuyo primer cometido sería terminar con el comando Rubalcaba, quien ha impuesto en los servicios informativos con mayor presupuesto del país la manipulación más sectaria, hasta convertir a los informativos de RTVE en el lavado de cerebro más perfeccionado que existe hoy en el solar patrio.

Es una historia de autobombo que me recuerda el epílogo de aquella genial comedia –Primera plana- sobre periodismo, con Walter Matthau como director canalla del más bien sensacionalista The Examiner. El retorcido periodista -nos contaba el guión- acababa su vida profesional impartiendo conferencias sobre ética periodística.

Fran: Dime de qué presumes…