El colaborador de Hispanidad, Rubén Manso, ahora mismo el mejor experto español en contabilidad financiera y uno de los últimos liberales que nos quedan por estos predios, ha escrito un artículo en el diario El Economista que merece la pena repasar.

Conviene recordar que liberal no es el que defiende la empresa privada -eso lo hacen los capitalistas- sino el que defiende la propiedad privada, que es otra cosa. Para distinguir, recurramos al ya tradicional aforismo: un carterista puede resultar un encendido apologista de la empresa privada pero no se le podrá mostrar como un defensor de la propiedad privada.

Pues bien, Manso escribe acerca del desastre de la actual reforma financiera, es decir, de las fusiones forzadas y de la conversión de las cajas en bancos. Conviene leer el artículo de Manso -que tiene poco de Manso- pero quisiera destacar estas palabras: "La inestabilidad la ha generado la obcecación gubernamental que ha impuesto a las entidades unas exigencias de recursos propios, en lugar de un reconocimiento de deterioros en los activos, por encima de cualquier otro país del mundo y lo que es peor: la necesidad de alcanzarlos en un plazo fijado y conocido por todos".

Todo Basilea III, es decir, toda la nueva arquitectura mundial se enraíza justamente en ese 'error de base": fía la solvencia del sistema financiero a su capitalización. Ahora bien, un banco con muchos recursos propios no es un banco solvente: es sólo un banco grande. Un banco solvente -no voy a decir bueno, porque dudo que haya alguno- es un banco, o caja de ahorros- que tiene poca morosidad. Exigirle a un banco que se capitalice es como pedirle a un panadero que obtenga más dinero para montar su horno de pan: lo que hay que decirle al panadero es que fabrique buen pan y a buen precio y que venda todo lo que fabrique.

Y ahora vamos con la segunda parte de la frase precitada: por si fuera poco, la vicepresidenta Salgado -conocida en España como 'lady Palpatine' y en Europa como "Calamity Helen"-, así como el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez -conocido como 'MAFO' por sus amigos y como 'MAZO' por su enemigos- han programado las nuevas exigencias de capital antes de lo que exige Basilea II y con fecha fija y en lapso corto. Vamos que conseguirán sangrar al erario público, o sea, al público, y, de postre, enriquecer a todos los fondos buitres que pululan por el mundo, a la caza de gangas, todos ellos especialistas en desguazar empresas y eliminar empleos.

Es decir, que hemos partido de un error de base y caminamos por la senda equivocada pero, eso sí, más rápido que nadie, hacia el desastre final.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com