El Santander valora el Abbey en 12.800 millones de euros e invertirá 680 para reestructurarlo

 

Tanto los títulos del Santander como los del Abbey National Bank cotizaban a la baja en el mercado gris de la mañana del lunes 26. El mercado parece estar pasando factura a una operación en la que no terminan de verse las sinergias. Según el comunicado oficial, el precio establecido se ha basado en la cotización de ambas entidades en los últimos tres meses.

 

El Santander valora el Abbey en 12.800 millones de euros, aunque si sumamos el dividendo extraordinario de 25 peniques por título, la cifra ascendería a 13.400 millones. En cambio si tenemos en cuenta el precio de cierre del pasado viernes 22, la prima pagada por el Santander asciende a un 17,3 por ciento.

 

El Santander ha valorado positivamente la operación que le introduce en el difícil mercado minorista británico. Además, el SCH estima que las sinergias entre ambas entidades permitirán una mejora del beneficio operativo en 560 millones de euros. El negocio minorista supondrá el 85 por ciento del total de ingresos del resultante. El Abbey aportará sus 18 millones de clientes en hipotecas del Reino Unido, lo que supone el 12 por ciento del mercado.

 

Pero la "almendra" se encuentra en los costes. El Santander ha identificado posibles recortes en las unidades centrales mediante la mejora tecnológica, así como incremento de productividad en las 741 sucursales. ¿Y cómo lo ha detectado tan rápido? Muy fácil: su socio británico, el Royal Bank of Scotland (RBS) ha estado atento a las oportunidades de negocio facilitando cumplida información sobre la entidad. Es más que probable que sea el RBS –propietario del 5 por ciento del SCH- quien pilote el proceso de reajuste en el Abbey.

 

No hay que olvidar que el Abbey es un banco que acumula dos años de pérdidas en 2002 y 2003 de 1.400 y 1.000 euros respectivamente. Un año antes, en el 2001, Lloyds intentó adquirirla por 27.000 millones de euros, exactamente el doble de lo ofertado ahora. La operación se frenó por colisión al derecho de la competencia. Pero ahora no hay colisión porque el SCH es un banco español. Con tripas escocesas, pero español a efectos jurídicos. Por tanto, según todos los expertos consultados hay que destacar que el Lloyds realice una contraoferta. Mucho menos después de que el ministro de Economía, Pedro Solbes, bendijera la operación con aquello de "lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos". Todo muy liberal.

 

Por otra parte, la operación se hará mayoritariamente en "cash", lo que permite mantener casi intacta la liquidez del Santander. "Si no se hubiera hecho con cromos, esta operación habría resultado imposible" asegura un directivo del Santander. Los recursos propios quedan casi intactos y podrían salvarse con la emisión de preferentes aprobada casualmente el pasado viernes 23 o bien con el apoyo financiero del RBS, siempre dispuesto a ayudar a don Emilio en sus excursiones por las islas británicas.

 

¿Por qué castiga el mercado la operación? En primer lugar porque el Abbey está en pérdidas y presenta "algunos problemas estructurales", señalan en el banco. Por otra parte, la operación supondrá un encarecimiento del coste de capital que será necesario corregir con ampliaciones, desinversión en industriales o emisiones especiales para cumplir con Basilea y tener recursos propios suficientes para poder expandir la actividad. A todo esto hay que añadir las contingencias que pudieran derivarse de la compañía de seguros que el Abbey tiene en sus tripas, que según los comentarios del mercado, podría ser la madre del cordero.

 

Los criterios de contabilidad británicos no son los mismos que los españoles. La aseguradora podría presentar serios problemas de viabilidad e incluso presentar escenarios de quiebra. Y aquí es donde radica la mayor parte de la incertidumbre del mercado. En cualquier caso los profesionales del Santander están exultantes. Botín más. A partir de ahora presidirá el cuarto banco europeo y el décimo mundial por activos. Por fin don Emilio se coloca en los ‘top 10' del mundo. Y que le quiten lo bailao.