La "genial" idea de Casares engulló al incipiente Openbank, un proyecto de banca telefónica que había desarrollado el Santander en su intento de practicar un modelo de banca que permitiera ahorro de costes y mejora de competitividad. Openbank nunca tuvo éxito y fue devorado por la ilusión de Patagon. Pero el banco por internet tampoco termina de funcionar especialmente bien. La guerra por la remuneración del pasivo erosiona los escasos márgenes y la actitud ahora es de estrechez en los costes: Patagon no presta ni un solo servicio que no sea el estrictamente bancario.
Y como Patagon es una mala marca en España sobre todo tras la crisis argentina y el corralito, las aguas vuelven a su cauce y el banco ha sido rebautizado de nuevo por Openbank. Muy divertido si tenemos en cuenta que apenas han pasado cinco años en todo ese movimiento de ida y vuelta. Ahora se vuelve al rojo corporativo y a la llamita y se trata de enterrar la humillación de haber aflojado la cartera a "un pibe sin experiencia". Wenceslao, qué mono se está calladito.