La medicina y el derecho han demostrado que matar una vida humana en el seno de su madre nunca es justificable. El aborto es un asesinato.

Nadie que promueva y defienda los derechos humanos puede estar a favor del aborto, pues la vida humana es el primer derecho que hay que defender. No existe un derecho al aborto reconocido internacionalmente, aunque el lobby pro-aborto se encubre con el lenguaje de los derechos humanos.

El periódico National Catholic Register publicaba unas declaraciones de Daniel Berrigan, activista famoso en Estados Unidos por su defensa de los derechos civiles y su no a las guerras. No se puede apoyar financiera ni individualmente –dice- a las organizaciones que no defienda a la gente indefensa, y nadie es más indefenso que el niño no nacido que está amenazado por el aborto.

The Economist, en su artículo, titulado "Defiende tus derechos", critica a los movimientos que han pasado de defender los derechos políticos a lo que la gente llama ahora derechos sociales y económicos: empleo, vivienda, sanidad o alimentación. Son necesidades, pero de poco sirve llamarlos derechos. Pocos derechos son universales. Dejar que se multipliquen los debilita. El diario destaca que los países más entusiasmados en usar el lenguaje de los derechos sociales y económicos tienden a ser aquellos que muestran menos respeto por los derechos de corte tradicional.

Esta polémica de los derechos humanos, ha entrado un grupo del Congreso estadounidense que cuenta con más de 70 miembros de ambos partidos. Estos congresistas urgen a todos estos movimientos supuestamente de ayuda al desarrollo que no defiendan como un derecho universal el aborto, informa la agencia de noticias británica Reuters.

Clemente Ferrer Roselló

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