Sr. Director:
Dado que actualmente no hay empresa en la que más se mienta que en la del proabortismo, no me extrañaría nada que la anterior estadística estuviera falseada, para inducir a la opinión pública que la imparable sangría abortista no es imputable a las políticas gubernamentales (de éste y de anteriores gobiernos), ni al fraude de ley continuado y consentido por la Fiscalía española, sino que es un problema que nos viene de fuera.
De este modo, revestimos el aborto como «ayuda humanitaria» respecto a las pobres mujeres inmigrantes que no recibieron instrucción contraceptiva en sus países de origen. Planteado así, la jugada es maestra.
Miguel Ángel Loma Pérez
malomap@telefonica.net