Siempre he pensado que cuanto más color y mejor diseño posee un reportaje periodístico, más vacuo resulta su contenido.
Así, por ejemplo, el pasado domingo 3, el diario La Razón publicaba un reportaje de Alberto Fernández-Salido, titulado Suspenso en religión, sin alardes tipográficos, pero con un contenido harto elocuente. Tres profesores de Religión entrevistados por el reportero se manifiestan en la misma dirección: su asignatura debe ser evaluable, pero ellos no hacen catequesis, eso nunca. Por ejempl Ese es el espíritu de mis clases de religión. Aquí no se habla de proselitismo ni hacemos catequesis, que eso pertenece al ámbito de la parroquia. Aquí ni se reza una oración, aunque hay alumnos que lo piden (¿por qué será que lo piden?). Yo enseño humanidad desde una valoración filosófica, artística, histórica y ética, siempre desde una perspectiva cristiana.
Esa es justa la clase de religión que conviene a la progresía. Es más, si yo fuera progre ni me preocuparía de quitarle la condición de disciplina evaluable o modificarla por el parchís. Créanme, señores: ningún alumno se formará como cristiano desde esa perspectiva. Este tipo de cursilería casa muy bien con la progresía imperante, que no pretende destruir a la Iglesia sino conquistarla. La progresía no blasfema porque no crea en Dios, sino para contrariar a Dios y a los curas.
Sigamos con las declaraciones de nuestros profes, para quienes todas las religiones son iguales: Todas tienen algo y de todas aprendí, pero la que me pareció más auténtica y la más humana es el Cristianismo.
Qué quieren que les diga, yo preferiría que a los profes de Religión cristiana el Cristianismo les pareciera más divino y menos humano, más cierto y menos dulce.
Luego nos dicen que el PSOE está reduciendo su asignatura a la insignificancia. Muy cierto, pero parece que ellos mismos la están reduciendo. No quieren catequizar, pero sí quieren cobrar por su trabajo.
Sigamos. En sus clases no hay adoctrinamiento. Creer es algo individual, pero la enseñanza de la Religión no lo es. Pues, la verdad es que si los padres han pedido que les enseñen religión católica a lo mejor es que les han pedido que apuntalen su fe con los necesarios conocimientos. Es decir, adoctrinamiento puro.
Un poner: ¿Se puede enseñar a un chaval que Dios es su creador, redentor y padre, que siendo Dios ha muerto en una cruz sólo para que pueda entrar en el Cielo, sin que de ello se infiera la gratitud debida a un Dios que se anonada de esa manera ante el hombre? ¿Cómo es posible mantener la esquizofrenia entre fe y credo, entre esperanza y piedad, entre redención y amor?
Esta curiosa esquizofrenia de los profes enrevesados tiene su razón de ser en el equívoco sobre la educación que Chesterton denunciara hace casi un siglo : El punto principal acerca de la educación es que no existe tal cosa. No existe como existen la teología o el arte militar. La teología es una palabra como la geología; el arte del soldado es un arte como el arte del soldar. Esas disciplinas pueden no ser buenas como inclinaciones, pero tratan acerca de piedras y de calderas, acerca de cosas definidas. Pero la educación no es una palabra como la teología o las marmitas. La educación es una palabra como transmisión o herencia; no es un objeto sino un método. (La educación) Debe querer significar el traspaso de ciertos hechos, criterios o calidades al último recién nacido. Pueden ser los hechos más triviales o los criterios más absurdos o las cualidades más ofensivas, pero si son entregadas de una generación a otra son educación. () La ecuación es dar algo, aunque sea veneno.
Por todo ello, el escritor británico concluye: Es curioso que la gente hable de separar el dogma de la educación. El dogma es en realidad la única cosa que no puede ser separada de la educación. El dogma es la educación. Un maestro que no es dogmático es, simplemente, un maestro que no enseña.
En el fondo, vuelve a repetirse el eterno problema de la modernidad y su aversión, más al término que al concepto de dogma. Chesterton resumía la situación de esta forma: Sólo conozco dos tipos de personas: los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son.
A fin de cuentas, el problema es ese: que Dios no es un concepto, es un ser. Pero, con estos profes, no necesitamos a la progresía para cargarse la clase de Religión. Se las arreglan ellos solitos.
Eulogio López