La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) prefiere no recurrir la sentencia sobre Ebro, ahora Ebro-Puleva) que le condena a pagar 260 millones de euros al grupo KIO, propietario del 7,8%. La razón es que el asunto Ebro lleva demasiado tiempo en los juzgados, y si la SEPI recurre podría verse obligada a pagar 40.000 euros en intereses diarios. Demasiado hasta para la SEPI.
Realmente, la justicia lenta suele resultar bastante injusta.