Sr Director:

Leo este comentario, y me identifico con él. Por eso para todas las madres que quieren tener a sus hijos, y que se preguntan qué va pasando dentro de ellas, dedico este capítulo V de una serie que estoy publicando en un semanario mexicano.

Soy médico y madre, y quisiera recordar a todos que cuando la mujer comienza a sospechar su embarazo, el bebé ya le lleva una ventaja de, mínimo, dos semanas, y son semanas que no por ocultas son menos maravillosas y trascendentes, aun antes de que lata su corazón o que la ecografía nos permita verle moverse. 

V. Tres semanas, mucho más que células

Al blastocisto le hemos dejado -al final de la segunda semana- implantado perfectamente en el útero blando y pleno de nutrientes. Le está comenzando la tercera semana de vida y uno se pregunta, ¿qué son 15, 16. 21 días?

Para el mundo de afuera nada, para el mundo de afuera este pequeño aún 'no existe', porque no es capaz de verle, sin embargo ya va cambiando a la mujer que le lleva con discretas variaciones en su figura, un realce al brillo de su cabello y sus ojos, una nueva expresión al mirar. En esta tercera semana ella comienza a extrañar su período menstrual, a preguntarse por qué no ha llegado y, ¡mírala bien!, ¡no puede esconder la vida que guarda! Pareciera hace taaaaaantooo tiempo cuando él, una sola célula guiada por el mensaje genético comenzó a desarrollar su cuerpo y a organizar, siempre a partir de esa misma célula, toda la 'infraestructura' (1) necesaria para nutrirse y protegerse. No es mucho tiempo, pero sí extraordinario, un tiempo 'vital', tanto, que si en esta semana ocurre algún pequeño error, puede suceder cualquier cosa.

¿Por qué tiempo 'vital'? Porque es precisamente ahora cuando el embrión, cuyo cuerpo hasta las dos semanas está constituido por dos láminas de células 'inteligentísimas' y con enorme potencial, quedará constituido por tres láminas bien distintas, de las cuales surgirán paso a paso TODOS los tejidos y órganos. Nuestro 'héroe' se está preparando para comenzar, la próxima semana, la 'organogénesis'. Estas láminas se llaman de modo curioso: endodermo, mesodermo y ectodermo embrionarios. El endodermo (capa interna) origina los 'forros' internos de las vías respiratorias y digestivas, las glándulas (pequeñas 'máquinas' productoras y expendedoras de sustancias indispensables) y tejido glandular de hígado y páncreas. El mesodermo (capa media) forma el músculo (liso) de los órganos, tendones y vasos sanguíneos, gran parte del aparato cardiovascular, células sanguíneas, médula ósea, esqueleto y los músculos (estriados) que ejercitan los fisioculturistas. El ectodermo (capa externa) origina la capa exterior de la piel, el sistema nervioso y la retina del ojo, entre otras estructuras.

Es así, a mediados de esta semana nace la estructura que origina el cerebro. Nada de medicamentos o sustancias extrañas deben ingerirse porque podría interferir con el maravilloso entramado que dirige la formación del cerebro del pequeño 'blastocisto'. Del pequeñísimo -y autónomo- bebé. Sí, autónomo. Podría eventualmente crecer sin la mujer, en úteros artificiales, pero. Pero el ser humano no es sólo células, materia, procesos químicos o desarrollo biológico. El ser humano necesita saberse y sentirse amado, y en esta etapa es cuando comienza una de las relaciones humanas más increíble, insustituible, maravillosa y duradera que existe; un misterio que la psicología trata de comprender y desentrañar: la relación madre-hijo. En ella no hay sustituto para el amor.

(1) Futuras placenta y membranas fetales

Cristina Alba Michel

notichi@prodigy.net.mx