En 2005, la empresa de gestión de residuos CONSENUR cargaba bidones
de la clínica de abortos madrileña Dator, que presuntamente contenían restos
de abortos, y posteriormente los descargaba en los Laboratorios Alter, situados en la calle Mateo Inurria de la capital.

Así lo afirma una denuncia interpuesta por el Partido Social Europeo (PSE) el 15 de junio de 2006, que lleva sello de entrada del día 19 en la Unidad Central Operativa Judicial (UCO), Departamento de Consumo y Medio Ambiente, de la Benemérita. La denuncia del PSE se refería también a la mala gestión de los residuos por parte de las clínicas abortistas, dicho llanamente, al hecho de que tiraban los fetos a la basura. La gravedad de las acusaciones y el deseo de no dañar el buen nombre de unos laboratorios farmacéuticos me ha llevado a retrasar la publicación de la acusación vertida por el PSE contra Dator.

Las denuncias contra centros abortistas se cuentan por centenares, pero la relevancia de la presentada en junio del 2006 por el PSE es de dominio público y numerosos medios de comunicación la han reconocido como origen de la investigación que culminó en el cierre de las clínicas abortistas del doctor Carlos Morín en Barcelona y la detención, hasta el momento, de 13 personas.

Antes de dar a conocer la parte de la denuncia que relaciona la mala gestión de restos de abortos en Dator con Laboratorios Alter, consulté análisis de laboratorio de diversos productos de dicha marca para tratar de comprobar si en ellos había pistas que pudieran confirmar o rebatir lo afirmado en la denuncia. El resultado de los análisis no fue concluyente, y por eso, dada la relevancia de la denuncia, me limito a transcribir el contenido de la misma y hacer algunas apreciaciones obtenidas después de consultar a los denunciantes, a los responsables de Alter y a la empresa transportista, CONSENUR. El centro abortista Dator no quiso hacer declaraciones al respecto.

La denuncia del PSE mencionaba a las clínicas Dator y Ginemedex (Barcelona), y detallaba cómo en enero de 2005 dicho partido recibió una información según la cual todos los miércoles un camión de CONSENUR llegaba a las 10,30 a Dator y desde allí no iba a la incineradora que esta empresa gestora de residuos tiene en Arganda (como suele hacer cada madrugada con los residuos sanitarios) sino "a una fábrica de cosméticos". El 23 de febrero siguiente, varios testigos vieron descargar una decena de bidones vacíos de un camión de CONSENUR en Dator y, acto seguido, cargarlos y transportarlos "directamente, a través del Paseo de la Castellana" a la sede de Alter.

Según la denuncia, al menos dos testigos pudieron ver en otra ocasión (el 6 de julio) cómo el camión de CONSENUR, después de llegar a los laboratorios "descargaba los bidones recogidos en Dator", hecho que los testigos fotografiaron.   Sólo al final la denuncia se refiere a que "es práctica habitual de los establecimientos autorizados a realizar abortos (como, por ejemplo, Ginemedex en Barcelona y Dator en Madrid), el tirar a la basura ordinaria los restos biosanitarios desechables de quirófano (batas, sábanas, compresas, jeringuillas), e incluso que a veces entre dichos residuos se podían encontrar restos humanos perfectamente identificables, como cabezas, manos, etc.". La denuncia culminó en la investigación de la basura de Isadora y el cierre de Ginemedex. Pero no llegó a afectar a Dator.

Presunciones exageradas y puntos sin aclarar.

La denuncia del PSE sospecha "que Laboratorios Alter utiliza restos humanos procedentes de los abortos realizados en Dator, para la elaboración de productos cosméticos". Se trata de una presunción exagerada, ya que los testigos sólo afirman haber visto descargar en Alter los bidones de residuos biocontaminantes (tipo III) de Dator. Tales residuos, teóricamente, no podrían contener restos humanos con huesos (tipo IV), que se deben recoger en féretros. Los expertos a los que he consultado suponen que, de ser cierto el testimonio, y supuesto que el contenido de los bidones quisiera emplearse en productos farmacéuticos, lo transportado podrían ser placentas humanas, que se utilizaban en cosmética antes de que se prohibiera su uso por el riesgo de contagio del sida. Posteriormente, la enfermedad de las vacas locas hizo que se prohibiera también el uso de colágeno animal.

Enrique Alonso
, responsable de Alter, me aseguró que es "imposible" que los camiones de CONSENUR descargaran algo en sus laboratorios. Reconoció que es posible que tales camiones hubieran entrado en su sede para recoger residuos, pero se negó a responder si su empresa era o no cliente de CONSENUR. Por su parte, esta empresa gestora de residuos, tras afirmar inicialmente que miraría su registro de clientes para ver si Alter era uno de ellos, me dijo después que "no haría declaraciones". En algunos de los análisis químicos de productos cosméticos elaborados en Alter se encontró el aminoácido hidroxiprolina, que las plantas no pueden sintetizar, pero sí los animales. Al saberlo, Enrique Alonso me envió certificados de la empresa monegasca Exymol, fabricante de un producto, Hidroxiprolisilane, que se elabora sin elementos animales, y en cuya composición se incluye el citado aminoácido. De todas formas, las cantidades de hidroxiprolina detectadas en los análisis no eran relevantes a efectos de prueba y, por lo demás, según los expertos, nadie trataría de obtener colágeno de fetos cuando se puede obtener colágeno animal comprando carne de cerdo.

En caso de que se tratara de usar placentas en la producción de cosméticos, podría detectarse la presencia de la hormona humana del embarazo, gonadotropina (hCG). Hasta el  momento, los análisis de que tengo noticia no han podido confirmar ni descartar categóricamente su presencia.

Santiago Mata