La oferta de diálogo es clara: Me reuniré con quien Rajoy me diga, él, Soraya, Elorriaga, con quien me diga. No hay aparentes apriorismos por parte de la vicepresidenta De la Vega, quien sí señala en cambio que Zapatero no está para pactar esas enmiendas. Vamos, que el asunto estatutario es un tema menor. Con el PP pactaron que Soraya Sáenz de Santamaría hablarían sobre el Estatuto valenciano y también en educación establecieron un cauce de interlocución. En este punto, la vicepresidenta reconoce a hispanidad que la situación está complicada, aunque se muestra confiada a alcanzar un acuerdo.
Para De la Vega, el PP tiene dos alternativas. O sentarse a negociar las enmiendas que quiere llevar adelante el PSOE trabajar con todos los que muestran una voluntad de cambio y consenso- o enfrentar a los catalanes con el resto de los españoles. A su juicio, el PP ha optado de momento por esta segunda vía, aunque espera que pronto se reconduzca hacia la vía del consenso. El PP tiene abiertas las puertas al diálogo, al pacto, al consenso y al cambio. Los parámetros sobre los que se mueve el Gobierno son: unidad de España, profundizar en el autogobierno, solidaridad y respeto a los intereses generales. Y en esto espero encontrar también al PP, apuntilla la vice.
Por otra parte, la vicepresidenta, valora positivamente las palabras de Maragall y Benach que en los últimos días se han mostrado abiertos a modificar el actual texto estatutario, sin que eso signifique para el Gobierno la necesidad de que el texto sea devuelto al Parlament de Cataluña para que sea revisado ahí. El momento y el lugar de enmendarlo es el Parlamento nacional. ¿El objetivo? Conseguir una buena norma para Cataluña, porque eso será bueno también para España. Eso sí, el término nación todavía no queda claro si debe de incluirse en el Estatut o no. Tendremos que abordarlo, estudiarlo, y consensuarlo desde la compatibilidad con la Constitución y el Parlamento nacional. O sea, ni sí ni no, sino todo lo contrario.