Sorprendido me he quedado con la reacción de la prensa pepera al anuncio del ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón, quien, loado sea su nombre, nos informa de que el Gobierno Rajoy modificará la Ley Aído del aborto para que las adolescentes de 16 años no puedan abortar sin permiso de sus padres. Con permiso paterno sí se puede matar, naturalmente.

Por ejemplo, La Razón titula la crónica: "En defensa de la vida y de los más débiles". Curioso. A ver, de los 113.031 niños abortados 151 lo fueron por menores. Una mejora sustancial, claro está. Es más, no descuenten esos 151 porque podría ser que los papás sí estuvieran dispuestos a otorgar el plácet letal.

Oiga, sin pitorreo. La ley de plazos de Felipe González, de 1985, que el señor Aznar no tocó en ocho años de gobierno, convirtió a España en un paraíso del aborto. La Ley Aído de 2010 dio un paso en la desfachatez homicida: convirtió una despenalización en un derecho. Si contamos los muertos de una y otra llegaremos a cifras muy similares y el Partido Popular se ha lavado las manos en el asunto: en la práctica, en la contabilidad de niños masacrados, PP y PSOE se parecen como dos gotas de agua. En teoría, también, porque Gallardón no ha dicho que vaya a derogar el "derecho al aborto", tan sólo que va a exigir a las menores de 18 años el permiso para pasar por el matadero: ¿Dónde queda la defensa de la vida que, según la prensa adicta, defiende el PP?

Ya sé que todo esto es muy obvio, pero a la vista del cinismo reinante, convenía recordarlo.

Eulogio López

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