Sr. Director:

Si Zapatero, durante toda la legislatura, ha jugado a las cartas con asesinos, ha exhumado el cadáver de la II República, ha repartido esperanzas de soberanía entre naciones de imaginarias, ha descabalgado generalísimos, ha alcahueteado entre civilizaciones imposibles, ha vertido el chocolate eclesial del párroco y, a puro montillazo, se ha dedicado a desguazar entidades como Endesa, a nadie debería extrañar que no le haya dado tiempo a cuidarse del puchero de la gente.

La juvenil egolatría del señor de León al final tiene esos inconvenientes. Además, como colofón, a Zapatero le han dado con la bolsa en los morros y le ha congelado su sonrisa de hombre feliz.

España ha sido el país del mundo que más ha padecido el tsunami bolsístico. Somos los últimos de la clase del "mundo civilizado". La caída de la Bolsa ha sido dura. No sabemos si más dura será la caída de algún gobernante que me sé. Pero no hay que alarmarse.

A la vuelta de la esquina nos aguarda la oportunidad de propinar una patada en el trasero, electoralmente hablando, al todavía inquilino de la Moncloa.

Juan Domínguez Gómez

juandogomez@yahoo.es