El problema que se plantea es que esas cuotas han sido ya alcanzadas y Bruselas ha decidido congelar las importaciones textiles chinas. Pero los chinos no se resignan y han mantenido sus rutas comerciales. Los textiles chinos se agolpan en los puertos como medida de presión. La cultura china no conoce de regulaciones. Huye de la reglamentación tanto en horarios comerciales como en propiedad intelectual... y aduanas.
Tan sólo prima el trabajo y tratará de colar sus producciones aunque sea de una manera ilegal. Cuentan con el apoyo de los comerciantes que denuncian que están empezando a quedarse sin abastecimiento. Y es que -como hemos informado en hispanidad.com- en el primer trimestre del año se importaron 15 millones de pantalones chinos en el mercado español. Una cifra que da buena muestra de una invasión comercial que todavía no hemos sido capaces de digerir convenientemente.