En el Centro de Reproducción Asistida CEFER no hay embriones "sobrantes". Según informa el doctor Fernando Marina, desde la entrada en vigor de la Ley de Reproducción Asistida  de 1988, este centro siempre ha practicado una "política activa" de donación de embriones, evitando el problema de su almacenaje y los dilemas éticos de su congelación prolongada. Esta política se ha hecho con el consentimiento informado de los pacientes de la fecundación in vitro para poder atender a las parejas de esterilidad doble del hombre y la mujer.

"Siempre nos ha extrañado que otros centros se quejen de este hecho provocado por la despreocupación y la no sensibilización con el tema", señala el doctor Marina, que aprovecha para considerar que el anuncio del Instituto Marqués de promover la adopción embrionaria es más publicitario que real.

En cualquier caso, se trata de una buena noticia que apunta a la viabilidad de la práctica y a su extendida difusión. Desde Hispanidad.com siempre hemos defendido que la única salida éticamente aceptable para los embriones actualmente congelados era la adopción embrionaria. No obstante, cabe advertir del riesgo de convertir esta adopción en una nueva línea de negocio de las clínicas de fecundación in vitro. Una especie de venta de "subproductos" a los que se les puede sacar una rentabilidad extra.

No compartimos el criterio de que la adopción vaya a fomentar la proliferación de FIV sabiendo que existe salida posible para los embriones crioconservados. Reiteramos nuestro convencimiento de que el ser humano tiene derecho a nacer en un entorno adecuado y digno. Y sin duda, un tubo de ensayo y una nevera no parece el lugar más adecuado para ser bienvenido al mundo. Pero, al mismo tiempo, los embriones "sobrantes" existen y la adopción es el medio más razonable para solventar la realidad generada por un hombre que juega a ser Dios: primero recela de la fecundidad y después la exige.