Sr. Director:

Todo está permitido con tal de no tener "problemas de conciencia". El verdadero delito consiste en tenerlos. Aborte, mate, robe, abuse del poder, haga, en fin lo que le dé la gana, pero, por favor: ¡no tenga problemas de conciencia! Eso es lo único que no está bien "visto" desde el punto de vista ético. Lo demás, pelillos a la mar.

Un ejemplo:

Carrillo le hacía idéntica confesión a María Antonia Iglesias en El País Semanal, el 9 de enero de 2005, al festejar su 90 aniversario: "Es cierto que hubo, en algunos momentos de la clandestinidad, situaciones muy duras en las que recuerdo casos de personas sobre los que no pudimos aclarar si habían estado o no en manos de la policía. Y en esos casos, a esas personas las retiramos y las mandamos a países socialistas a trabajar. Lo que está absolutamente claro es que un partido clandestino, como lo fue el nuestro tantos años, tiene que aceptar las leyes de la clandestinidad.

Y las leyes de la clandestinidad significan que este partido es un pequeño Estado dentro del Estado, con sus leyes propias, y que algunas veces, para proteger al partido, tienes incluso que cometer injusticias, como dejar de lado o separar a las gentes que no sabes si están o no colaborando con la policía.

Yo eso lo he asumido, con todas las consecuencias. Incluso, en algún caso, yo he tenido que eliminar a alguna persona, eso es cierto; pero no he tenido nunca problemas de conciencia, era una cuestión de supervivencia, porque estaba en juego también la vida de muchos militantes, que muchos de ellos acabaron en la cárcel o ejecutados."

Xoán Xulio Alfaya

xoanxulioalfaya@gmail.com