Menéndez, hombre de izquierdas, siempre ha sido fiel al saliente Álvarez Areces

 

Manuel Menéndez es presidente de Cajastur, que capitanea la fusión con Caja Extremadura y con Caja Cantabria, la que no se quiso fusionar con la CAM, por grande y por mala (y porque quería mandar) y la misma entidad que, ya antes, se hizo con Caja Castilla-La Mancha, dejando exhaustas las cuentas del Fondo de Garantía de Depósitos.

Menéndez es un hombre de izquierdas, salido del campo y que se hizo con la cátedra y con la Presidencia de Cajastur. Álvarez Areces, el presidente socialista asturiano, se le quedaba a la derecha, pero en cualquier caso, Menéndez siempre ha colaborado con él y le ha sido leal.

Pero ahora llega Francisco Álvarez Cascos, con un partido llamado Foro Asturias. Cascos es hombre amigo de mandar todo en todo. A veces no lo hace mal, pero la opinión de Menéndez sobre Cascos es la misma de Cascos sobre Menéndez: no se aguantan. Además, el problema de Cascos no es que haga las cosas mal sino que hace demasiadas cosas.

Sin embargo, miren por dónde, a preguntas de Hispanidad, Menéndez responde como un embajador: "no puede preocuparme la persona que los asturianos han elegido democráticamente". A lo diplomático, o sea, una tautología, o sea, nada.

Pero Menéndez, además de banquero, es catedrático. Por eso ha puesto el dedo en la llaga en la falsa impresión generalizada según la cual la banca española es la peor de Europa y la que menos ayudas recibe. Es cierto que vivimos con retraso pero la afirmación es falsa. Menéndez expone un cuadro con las ayudas de Estado a la banca en los años 2008-2009: en España 8.260 millones de euros, el 0,79% del PIB de 2009, la más baja de Europa.

Muy lejos del 29% de Dinamarca, el 16% de Bélgica, el 11,6% de Reino Unido, el 6,3% de Alemania o el 2,7% de Francia. Todo ello siguiendo ese falso axioma de que lo grande es bueno, porque en España hemos pasado de 45 cajas de ahorros a 15, con un tamaño medio de 28.000 millones de 91.620 millones de euros. Y esa búsqueda de mayor tamaño, que no de mayor solvencia, conlleva lo de siempre: cierre de sucursales y despidos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com