El problema de las cajas valencianas es político. Bancaja estaba controlada por Francisco Camps (a pesar de que su presidente fue el segundo de Zaplana) mientras que Eduardo Zaplana controla el sur de la comunidad, es decir la alicantina CAM.
La CAM, o sea, Zaplana y compañía, prefirieron integrarse en el SIP que capitanea Cajastur, es decir, una caja controlada por los socialistas asturianos y que es tres veces menor que ella, antes que darla a Rato. Naturalmente, las chispas tenían que saltar.
Al final, la CAM ha pretendido salirse y el Banco de España no se lo permite e incluso le amenaza con intervenir (como en su día amenazó a Caixa Galicia). Al final, Modesto Crespo tendrá que ceder y ser convenientemente humillado por Cajastur, es decir, por el Gobierno del Principado, es decir, por Tinín Álvarez Areces. Además, ahora Cajamadrid no quiere absorber a la CAM, dado que perdería la primacía respecto a la suma de las cajas valencianas: Bancaja y CAM:
Eulogio López
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