El Gobierno Zapatero nos ha informado, a través de El País, toda una sorpresa, que se va a suprimir el trámite de la separación previo al divorcio. Esto es importante, porque, de otra forma, se corre el riesgo cierto de que él o ella se arrepientan antes de cometer la estupidez de echar por la borda su propio yo, antaño donado al cónyuge. En definitiva, el PSOE va a poner el divorcio fácil, lo que hemos dado en llamar el divorcio-express, o divorcio en Las Vegas.

La verdad es que el defensor del divorcio no busca libertad, sino respetabilidad, busca que su nueva relación sexual esté refrendada por la sociedad, por las leyes y por la judicatura. Chesterton afirmaba que amor libre era una herejía, pero el divorcio sólo alcanzaba el grado de superstición. Y es que el problema no es que se ignore qué es un divorcio y las consecuencias que provoca, sino, sobre todo, lo que se ignora es lo que es un matrimonio. Es grave que haya mucha gente convencida de que los únicos valores son los que cotizan en Bolsa, pero no lo es menos que muchos otros consideren que los únicos votos existentes son los que se depositan en las urnas. Pues no, el voto, es decir, el compromiso, de cualquier tipo, es lo que distingue al hombre de las bestias. Y un matrimonio, no es más que un voto. Violar un voto es una frivolidad, y una frivolidad siempre produce tristeza.

O dicho de otro mod ¿Vamos a ser tan, tan, libres que no podemos usar la libertad de encadenarnos a una mujer, porque sí, porque nos da la real gana?

Otra vez Chesterton: La consecuencia lógica del divorcio frívolo será el matrimonio frívolo. Las gentes ven que pueden separarse sin motivo ni razón; poco tardarán en pensar que no precisan razón ni motivo para contraer otro enlace. Es decir, se hace realidad el manido chascarrillo de busco mujer que haga juego con el mobiliario.

Todo divorcio es un fracaso, y no conviene hacer de un fracaso el paradigma de la libertad ni el motor de las leyes. Bueno, Zapatero no lo sabe, pero les aseguro que es así. Además, la Ilustración decretó que el hombre era la medida de todas las cosas. Sólo que lo de Zapatero no es que el hombre se convierta en la medida de todas las cosas, sino este hombre, mi menda leyenda. En definitiva, en el debate sobre el divorcio-express, la idea que late al fondo de tantos legisladores, diputados, columnistas y progres en general es la misma: ¿Cómo va a ser malo el divorcio, si yo estoy divorciado?.

Socialmente, el proyecto de ley que, en principio, aprobará mañana viernes 17 el Consejo de Ministros, es mucho más grave que otros que merecen más páginas de  los diarios, por ejemplo, la reforma constitucional. Mucho más grave que la disgregación de España es la disgregación de las familias españolas. Todos los males sociales, todas las crisis económicas, proceden y son precedidas por una crisis familiar, por una ruptura generalizada de votos. Si el voto no tiene valor, tampoco lo tiene la palabra, es decir, tampoco lo tiene el hombre.

Y es que este muchacho, Zapatero, es un poco insensato.

Eulogio López