Iberia y British ya se llaman Internacional Airlines Group (AIG), lo que demuestra quién ha ganado en el envite, dado que el nombre es inglés. Es igual, a efectos bursátiles, la ecuación 55/45 para British ha comenzado a cotizar con una capitalización de 6.514 millones de euros, frente a los 2.450 millones de dólares de American Airlines (AA). O sea, más del triple. Eso sí, no es posible absorber a AA mientras los estadounidenses mantengan la prohibición de tomar más del 25% de toda compañía norteamericana.
Y eso que el objetivo de AIG no se queda en American Airlines. Su presidente, el español Antonio Vázquez, ha vuelto a repetirlo: se trata de ser el número uno del mundo, por la que American Airlines sólo sería el primer paso. Luego seguirám otras compañías, especialmente las de la alianza Oneworld, cuya capitalización figura en el cuadro adjunto.
A corto plazo, el principal problema consiste en la actitud de los pilotos de Iberia y de las azafatas de British, ambos en conflicto laboral. Ambos saben que no tienen mucho que ganar con la fusión.
Eso sí, se mantendrán las marcas comerciales de ambas compañías al menos durante cinco años. Por su parte, Caja Madrid se mantendrá como primer accionista de AIG, con un 10% del capital. No es el momento de vender, al menos no todavía. Eso sí, Rodrigo Rato será consejero de base, no vicepresidente.
En definitiva, el baile no ha hecho más que empezar. El problema a partir de ahora es que ya no podremos hablar de fusiones sino de absorciones y a nadie le apetece ser absorbido. Por ejemplo, los australinos de Qantas ni de broma. Y lo cierto es que la nueva empresa mira, sobre todo, a Asia.
Eulogio López
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