Toda la prensa se ha apuntado ya a la tesis publicada por Hispanidad el lunes 18: Lo que quiere Emilio Botín, principal accionista del consorcio de telecomunicaciones AUNA, es que France Telecom se quede con Amena y su empleado Eugenio Galdón, es decir, ONO, es decir, un grupo de fondos de capital riesgo de carácter especulativo, se quede con AUNA Cable y se conviertan en el monopolio del cable en España.
De esta forma, y a cambio de obtener un buen pelotazo, el SCH introduciría a la zorra en el gallinero, a France Telecom en España, para hacerle la competencia a Telefónica mientras Telefónica no pude entrar en Francia. De esta forma, también, Amena pasaría a llamarse Orange, la firma de móviles de France Telecom. Y, naturalmente, FT habría entrado en España sin invertir en red. Y mientras, el Gobierno, calladito. Y hasta contento, porque la alternativa es vnder a los fondos, que no invertirán y traerán la compañía en un santiamén.
Ahora bien, Botín puede vender hasta su corbata, pero antes deben pagarle bien por ella. Resulta que el fondo de capital riesgo KKR ha ofrecido ya 12.300 millones de euros. Por tanto, Botín exige que la suma de las ofertas de ONO y France Telecom supere esa cantidad. En otras palabras, FT debe ofrecer 10.000 millones de euros por AMENA y sin canje de cromos. Esto último es importante, dado que los franceses hicieron un sondeo con una oferta que superaba esos 10.000 millones de euros, pero con una parte por intercambio de acciones y otras condiciones. La respuesta de AUNA fue un rechazo tajante y una exigencia de oferta en metálico y en la banda de los 10.000 millones de euros. Por su parte, la deuda de FT se pude disparar si acepta esa cifra y su cotización desplomarse.
Y si no, pues no habrá acuerdo, lo cual no tendría por qué resultar negativo para el sector español. En ese caso, y aunque se trata de un farol, Botín amenaza con volver al plan inicial: sacar AUNA a bolsa.
Habrá un antes y un después de la venta de AUNA, especialmente si se confirma que una licencia española, con una fuerte inversión en redes de empresas españolas, cae en manos de fondos especulativos o de una empresa como France Telecom, salvada de la quiebra por el Gobierno francés gracias a la inyección de 9.000 millones de euros.