Para afrontar este reto, Borrell apuesta por el modelo sueco de Estado social: un modelo más desvertebrado, no basado en grandes centros hospitalarios, creador de empleo y que busca la integración con la estructura familiar. Nuestro modelo actual es sencillamente inviable, nadie puede pensar que se pueda afrontar el problema de dependencia con más fondos, hace falta un verdadero cambio en el sistema, apuntó.
Por ora parte, curiosamente, Borrell defendió el modelo sueco de fomento de la natalidad: Se cuida a la madre y al hijo como si fueran un bien preciado frente a los que se resignan a una Europa asilo o museo al aire libre. Ya sólo queda aplicarse el cuento, porque también Aznar afirmó que la demografía era un desastre y el Plan integral de Apoyo a la Familia no fue sino un fraude.