Volvamos a Kiss-FM. El origen del problema es conocido. El empresario Blas Herrero, concesionario de una cadena de emisoras de radio, llega a una acuerdo con Onda Cero: se crea Kiss-FM, emisora musical, y Onda Cero se hace cargo de la publicidad y se compromete a pagar a Herrero según audiencia. Entonces comienza el problema: Kiss-FM constituye un éxito y Javier González Ferrari, recién aupado a la Presidencia de Onda Cero, paga una factura según audiencia acumulada, que no media. Ese es, precisamente, el argumento jurídico que emplea Blas Herrero para concluir que le deben una barbaridad de dinero.
Lo más probable es que la Corte arbitral decida que Herrero tiene razón, pero que no se le puede pagar la barbaridad de 600 millones de euros y que se conforme con bastante menos de la mitad. Como no sea así, Lara está dispuesto a ceder toda la cadena de emisoras. Eso sí, el editor catalán continúa afirmando a quien le pregunta, por ejemplo a sus socios en A-3 TV, que Telefónica se comprometió a hacerse cargo del asunto Blas Herrero, pero en Telefónica guardan silencio.
Y a todo esto, Ferrari está contento. Asegura que Mariano Rajoy le dará a escoger entre tres cargos: la Presidencia de la agencia EFE, la Secretaría de Estado de Comunicación o un puesto de eurodiputado. Aunque, por el momento, prefiere seguir en Planeta: se cobra muchísimo más, dónde vas a parar.