No quieren que les cambien un producto estructurado Banif por otro Abbey. Además, les obligan a firmar la renuncia a cualquier reclamación. Los abogados de los futbolistas afectados (sobre todo del Real Madrid, como Raúl o Guti) consideran que los contratos de Banif son nulos. Por el momento, no ha habido represaliados en la institución de banca privada del Santander
Basta con entrar en el Foro de afectados por los bonos Lehman para pulsar los ánimos de los clientes de Banif, banca privada del Santander, que compraron presuntos bonos garantizados por la casa, cuando se trataba de estructurados del quebrado banco de inversión norteamericano Lehman Brothers. O sea, que ahora mismo su inversión no vale nada.
Propone Banif cambiar su devaluado bono por otro de Abbey, donde, por cierto, vuelve a establecer una diferenciación entre la entidad garante y la entidad depositante. Por de pronto, hay un pérdida inicial reconocida; además, los que acepten la fórmula tendrán que renunciar a cualquier reclamación ulterior. Además, David García, considera que la solución que propone Botín sólo afecta a una cuarta parte de los pillados.
Ahora bien, los afectados, no quieren que les cambien un bono de Lehman por otro Abbey: quieren que les devuelvan el dinero. Y ojo, porque los abogados de los futbolistas afectados -entre ellos varios del Real Madrid, como Raúl y Guti- consideran que los contratos firmados con Banif son nulos de pleno derecho. No informaban del referente final y, en cualquier caso, se presentaban como productos garantizados lo que no era tal.
Recordemos que estamos hablando de 15.000 afectados por bonos Lehman, vendidos a través de más de 30 entidades, que recolectaron unos 3.600 millones de euros, aunque Banif se lleva la palma: vendió 800 millones de euros a 5.000 clientes. Su rostro pétreo ha sido inferior al de Bankinter, quien ha decidido nombrar a dos despachos de abogados, Garrigues y Uría y Menéndez, para que decidan en qué casos tiene razón el cliente y cuándo Bankinter. Eso sí, al juez le paga Bankinter.
Los bonos Lehman vendidos por Banif y otros bancos son más que un posible fraude, porque van a sentar jurisprudencia bancaria. Dependiendo de lo que ocurra en este drama se delimitarán las responsabilidades del intermediario financiero y la información que debe facilitar a sus clientes para que éste tome una decisión.
Por ahora, Botín se niega a pagar y juega con fórmulas intermedias que no convencen. Los afectados se sienten engañados y el banquero cántabro podría encontrarse con 5.000 demandas. Algo no muy agradable para su prestigio, aunque peor fue lo de las cesiones de crédito y salió airoso.
En cualquier caso, por el momento, quizás para esconder responsabilidades, el organigrama de banca probada del Santander y del propio Banif permanece inalterado y se ha suspendido el plan para integrar la firma en la matriz. Pero Botín no puede olvidar que Banif es mucho más que Banif: es un test sobre el funcionamiento de la banca privada.