No sé si alguien sigue el Debate sobre el Estado de la Nación, el español, el del testamento político de Zapatero -nada que ver con el Codicilo de Isabel la Católica, supongo-, pero toda Europa está pendiente del otro debate en el Parlamento de Atenas, para ver si el premier Papandreou saca adelante su nuevo apretón de cinturón a los griegos a cambio de recibir más "ayudas".

Al mismo tiempo, nos enteramos de que los bancos franceses, a pesar de que algunos consideren a las entidades financieras lamentables hijas del dólar, están dispuestos a colaborar en el recate a Grecia. ¡Qué buenos!

Es posible que en tan filantrópica actitud, no menos que la de los Gobiernos francés y alemán, tenga algo que ver el hecho de que los bancos galos y germanos tienen invertidos en deuda griega 61.000 millones de euros. Es decir, que se están ayudando a sí mismos. Y el hecho de que la gran idea francesa haya consistido en refinanciar la deuda, es decir, en alargarla 30 años vista y, con ello, la carga financiera para los griegos, también estén relacionados con el altruismo franco-alemán.

Por cierto, ¿cómo es que los bancos de las dos potencias de la UE han invertido tamaño dineral en deuda soberana de un país al que no dejan de abroncar por su lamentable heterodoxia financiera? ¿Quizás porque son los mismos bancos, los mismos intermediarios financieros, los mismos mercados que han obligado al Tesoro griego a pagar rentabilidades próximas al 25% anual por sus títulos de 10 años? Es una pregunta temeraria: me niego a creerlo sin rasgarme las vestiduras.

Es el problema de conjugar el verbo ayudar de forma asaz equívoca. Ayudar se ayuda, pero parece claro que no a los griegos, sino a los tenedores de bonos griegos. Y si tienen bonos es porque no pasan apuros a fin de mes.

Y por cierto, si los griegos siguen endeudándose a costa de ajustes: ¿cómo va a pagar los intereses de la deuda si la economía está congelada por los ajustes y el consumo no anda deprimido sino directamente en el manicomio? Para pagar la deuda necesito crecer, pero las 'ayudas' exigen no crecer.

El vicepresidente de la UE, Joaquín Almunia y el comisario de economía, mister Olli Rehn, en su deseo de ayudar a Grecia, amenazan con el caos si el Parlamento de Atenas no admite el nuevo programa de ajustes. La verdad es que si no reciben ayuda lo que ocurrirá será esto: los griegos se apretarán el cinturón de todas formas pero sería la última vez, mientras la deuda griega se declararía en quiebra y quienes perderían serían los bancos alemanes y franceses. De paso se cerrarían todos los posibles precedentes: la quiebra de Grecia aseguraría que no habría más pérdidas.

Y es que el euro no puede caer. Pues lo cierto es que si Grecia no quiebra el euro caerá. De hecho ya ha caído, porque los rescates no ayudan al rescatado sino a los rescatadores.

Ya hemos comentado que Europa dejó de ser una unidad supranacional solidaria en Maastricht, para convertirse en la Europa de la deuda y los mercados financieros. El cambio consistió en que en lugar de trasferir fondos desde los países ricos a los pobres, se comenzó a trasferir capacidad de endeudamiento. En lugar de ayudar se comenzó a asfixiar a los países en dificultades. Pero mucho mejor que yo lo explica Eugenio Ull Pont, que describe pormenorizadamente el lamentable proceso de destrucción de Europa.  Y así, todo nos lleva al momento actual, que podríamos resumir así: o refundación de Europa o finiquito europeo.

Todo por no conjugar adecuadamente el verbo 'ayudar'.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com