Según los técnicos de UNESA, el orden de carestía, de menor a mayor, es el siguiente: nuclear, hidráulica, carbón, gas, eólica y solar.

Las dos últimas son las favoritas de Zapatero, y sólo producen energía a costa de un déficit de tarifa que este año puede rozar los 5.000 millones de euros... que pagamos entre todos.
Las subvenciones a la solar y la eólica están haciendo las delicias de un grupo de millonarios españoles. Pero ZP lo tiene claro: la demagogia renovable es electoralmente rentable. Por contra, el Gobierno Británico ha decidido instalar la potencia nuclear.

Que el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero afirma que él es el más antinuclear de su Gobierno, y que el parque nuclear español no sólo no va a crecer sino que va a menguar, en beneficio de los molinillos y las placas solares, es algo que no sorprende. A fin de cuentas, estamos en elecciones, y la demagogia impera. ZP sabe que lo que vende es energía verde, aunque no esté claro lo que queremos decir cuando empleamos esa definición. Lo único que sabemos es que energías renovables son las que funcionan con viento o con sol.

Y también sorprende, aunque no mucho, que el Gobierno laborista británico, laborista, de Gordon Brown haya decidido lo contrario: ampliar su parque nuclear, alegando dos razones: la lucha contra el cambio climático y la independencia energética (en otra palabras, no vivir pendientes del chantaje de la OPEP). En efecto, la energía nuclear no contribuye nada, lo que se dice nada, al calentamiento global. Es, en verdad, la energía de los pobres.

En otras palabras, con tal de mantenerse en el poder acosa de la Demagogia verde -o demagogia Al Gore, como se le empieza a llamar-. El Gobierno ZP está condenando a España a la dependencia energética del exterior y a subvencionar con el dinero de todos los ciudadanos los pingües negocios de los ricos -en España el arquetipo es José Manuel Entrecanales, segundo productor eólico y primer productor solar- que cobran las subvenciones que les pagamos los demás por distintas vías, especialmente por el déficit de tarifa, que en 2008 se aproximará a la friolera de los 5.000 millones de euros.  

Sí, todo esto resulta asombroso, pero lo que deja de piedra es que el vicepresidente económico, Pedro Solbes, considerado no sólo más sensato sino menos demagogo que su jefe de filas, haya entrado en campaña afirmando que la energía nuclear es muy cara si se contabilizan el coste de la gestión de los residuos (gestión sobre la que, por cierto, se está dando otro gran salto tecnológico al que España es ajena). Pues bien, Solbes miente. Se ve en la necesidad de secundar a su patrón y miente, sobretodo allí donde sabe que nadie se atraerá a llevarle la contraria.

para ser exactos, el orden de "baratura" de las distintas energías (en euro por NW/horas), es el siguiente, según el Informe de Prospectiva elaborado por la patronal eléctrica UNESA y auditado por el Instituto norteamericano EPRI, el más prestigioso del mundo: nuclear (36,4), hidroeléctrica (45,5), carbón, con captura de CO2 (55,4), gas en ciclo combinado (65,9), eólica (69,6) y solar (380,1), siendo éstas dos últimas las favoritas de ZP).  

ZP es un demagogo, pero Solbes es peor: es un mentiroso.