El matrimonio canónico vincula a los cónyuges "hasta que la muerte les separe". Pero el divorcio civil, desvincula a los cónyuges hasta que la muerte les separe. El litigio no cesa con la separación o divorcio, y los problemas se llevan a la espalda "para toda la vida", como señala el sociólogo Amando de Miguel. Una acertada reflexión, que apunta a la trascendencia de la decisión que el Gobierno quiere acelerar precipitadamente.
Por eso, el anuncio del divorcio-express en 10 días por la vía de los juicios rápidos, además de ser parcialmente engañoso, probablemente resulte poco eficaz. El divorcio es una decisión que pesará toda la vida, por lo que parece un elemento de elemental prudencia mantener cierto tiempo de reflexión y encaje de la nueva situación. El análisis del derecho comparado apunta a que el divorcio exige de uno a tres años de separación previa en todos los países de nuestro entorno. Pero nosotros queremos ser los más "progres" de la clase, devaluando un enlace de consecuencias sociales, económicas y morales incalculables. Eso sí, sin memoria económica, que es lo que importa.