Desde que el Partido Socialista perdió el poder por la inutilidad del Gobierno que les representaba, por el radicalismo ideológico mostrado y por el afán de anular a los oponentes, están en un sinvivir para obstaculizar el desarrollo de nuestro País y evitar que superemos la crisis que nos dejaron, y que nos llevó a una situación de emergencia por la enorme tasa de paro que sufrimos.
Diariamente observamos en el Congreso las intervenciones de sus portavoces, con actuaciones desesperadas para intentar degradar el proceder del actual gobierno, al ver que las medidas que está tomando, ciertamente impopulares, pero efectivas para sacarnos del caos que padecemos. Así, la "empleada de fincas urbanas" (Soraya Rodríguez), se inventa cada día una ironía despectiva contra el ministro de turno, al no encontrar argumentos sólidos de los que protestar. De la misma forma, el máximo responsable del partido, el falaz Rubalcaba, tocado por tantos asuntos delicados, concibe ingeniosas argucias (en lo que es un gran maestro), para intentar evitar que se solucionen nuestros problemas y amenaza con una moción de censura; ¿qué otra cosa le queda al pobre Por otro lado, el "siempre cabreado" y deplorable ex-alcalde de Parla, no duerme pensando qué nuevo desatino se le ocurre para hacer más el ridículo y poner palos en las ruedas de los aciertos y progreso de la región de Madrid que es motor de la economía nacional.
Ese apéndice del PSOE, que son los inútiles sindicatos, no se quedan atrás en su colaboración para torpedear el crecimiento social y económico, con sus desafortunadas declaraciones y una movilización callejera sin justificación razonable y no exentas de violencia, aunque cada día más escasas de participación. Otros grupos callejeros, antisistemas y antitodo, se movilizan contra los avances que estamos experimentando, pero afortunadamente son muy minoritarios.
Para rematar la faena, el miembro del PSOE y Comisario Europeo de la Competencia, Joaquín Almunia, discrimina a España respecto a otros países, retirándole la ayuda de la Unión a la construcción naval para provocar un aumento del paro en cerca de cien mil personas y hacer zozobrar el prestigio internacional de nuestros astilleros.
¡Qué mal les sienta a estos señores que el gobierno del PP nos vaya a sacar del estado de crisis que padecemos! Pero también les molesta mucho que sus imposiciones ideológicas, el derrumbe moral y ético de nuestras futuras generaciones, puedan ser evitadas por el "intruso" gobierno actual; pero, que no teman, pues el ejecutivo "maricomplejines" que tenemos, no se atreverá a tanto.
Pablo D. Escolar