Como quien todavía hay quien insiste y persiste en negar el carácter cainita que distingue a España, país en permanente guerra civil, aconsejo la lectura de las muy objetivas portadas de El País y El Mundo sobre la misma sesión del juicio del 11-M –la del miércoles 11- y sobre las mismas declaraciones de los mismos mandos policiales. Según el periódico de Polanco –al que está afiliado el PSOE de Zapatero-, ha quedado meridianamente claro que desde el mismísimo estallido de las bombas del 11-M, ETA no tenía nada que ver, y el PP lo sabía, mientras que para El Mundo –al que está filiado el PP de Rajoy- ha quedado aún más claro aún que al principio la policía pensó que sí podía haber sido ETA.

Ya se sabe, en la sociedad de la información no importa la verdad sino quién grita más alto. Por ahora, ZP puede gritar más alto que Mariano, porque posee más medios informativos a su servicio, pero que conste que ninguno de los dos, ni ZP ni Mariano, coinciden con la verdad. Polanco y Pedro J., la SER y la COPE –al menos, Federico Jiménez-, mienten con igual descaro sólo que en sentido opuesto. Claro que eso, ¿a quién le importa?

Así que voy a decir lo que yo pienso, guiado, creo, por el sentido común:

1. El PSOE no conspiró en el 11-M. Sí incordió todo lo que pudo aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid, y sí puede decirse que ZP es presidente gracias a 193 asesinados y que lleva tres años comportándose como un cobarde, intentando tranquilizar a la fiera islámica con alianzas de civilizaciones y otras.

La teoría de la conspiración no es más que alargamiento de una gran durísima mentira, propiciada por el diario El Mundo.

Lo que ocurre es que a ZP se le acaba el tiempo. Ya se sabe que el chantaje es eterno. El fanatismo islámico propició el ascenso al poder de ZP, pero este ha olvidado que el chantaje es, por naturaleza, por su misma esencia, eterno. El Islam, sea Ben Laden o Mohamed VI, ya ha cumplido con ZP, y ahora pedirá más. Por ello, el señor Ben Laden vuelve a amenazar a Al Andalus y por eso, Baltasar Garzón advertía en la mañana del jueves sobre nuevos atentados islámicos. Por cierto, Garzón tiene un rostro pétreo increíble, por que si algo ha quedado demostrado en el sumario del 11-M, es que si hubo un juez que conocía, por razón de oficio, de las tramas islámicas que perpetraron el 11-M, ése era don Baltasar.

2. El PP, aunque el otro rostro pétreo del país, el ministro del Interior Pérez Rubalcaba, se empeñe en lo contrario, no mintió durante el 11-M. Se comportó, eso sí, como lo que era: un partido y un Gobierno obsesionados con el nacionalismo vasco (¡Y qué más puede pedir el vedetismo nacionalista vasco!) e incapaces de considerar las consecuencias de apoyar una guerra injusta –lo de legal-ilegal, es una tontuna- ante un terrorismo cobarde, que siempre golpeará en el eslabón más débil de la cadena, en el que más daño pueda hacer.

No, Acebes no mintió: no es un personaje que piense mucho, pero no mintió. Se le puede juzgar por negligencia, pero no por mentir. No podía ver lo que cualquier observador ecuánime veía: que ni los salvajes de ETA son tan salvajes como los salvajes islámicos.

Ahora bien, lo importante es que a ZP se le acaba el tiempo de gracia del fanatismo islámico. Han encontrado en él a un sujeto lo suficientemente cainita como para considerar que su peor enemigo es la derecha española, y no el fanatismo islámico, y lo suficientemente cobarde para no enfrentarse al reto del islamismo magrebí que cubre el flanco sur de Europa. Claro que el Islam volverá a golpear a España. O al menos lo intentará. Y más pronto que tarde. A fin de cuentas, España es una bicoca para los terroristas, que han descubierto dos fenómenos que ratifican el ‘Spain is different':

1. Asesinas a 193 personas y cambias un Gobierno que, demás, le tienes solícito, a tus pies, durante toda una legislatura. Hasta se inventa la coartada de la Alianza de Civilizaciones. Cualquier día, Ben Laden se apunta al proceso.

2. Asesinas a 193 personas y el país, en lugar de unirse como una piña frente a los asesinos, como ocurrió en USA y Reino Unido (y en Australia, y en…) se divide en dos y se lanza los trastos: el equipo A frente al equipo B, con saña sin límites y crispación asegurada.

Una bicoca. Eso sí, a ZP se le termina el tiempo.

Eulogio López