Decíamos ayer, bueno, anteayer, que si el 15-M, ahora rebautizado 15-O, volvía a dejar a un lado su propósito fundacional, la lucha contra el sistema plutocrático implantado desde los mercados financieros, le mandaría a freír espárragos.

Pues bien, esta vez es la pureza del movimiento la que no ha durado, como el 15 de mayo, 72 horas, es que ya ha nacido contaminado. Especialmente en España, país, ¡ay!, sectario donde los haya.

La manifestación de los indignados en Madrid terminó con el asalto a hoteles cerrados y a la espera de ventas. En Barcelona, con la ocupación de pisos deshabitados. Antes, en Madrid, las pancartas y eslóganes unían ataques a bancos y clero. Lo de los bancos resulta poco riguroso, porque los bancos son entidades financieras que hacen cosas buenas y otras malísimas, pero puede entenderse la alusión. Los mercados financieros son realidades simplicísimas en su esencia -es la vieja avaricia humana y la igualmente vieja tendencia humana al parasitismo- y complicadísimas en su funcionamiento. Es decir que son simples y complicados, como suelen ser todas las injusticias, de la misma forma que los fenómenos más loables y constructivos suelen resultar sencillísimos y complejísimos.

Vamos que aceptamos pulpo como animal de compañía. Los ataques a los bancos compendian toda la irritación contra el Sistema. Ahora bien, ¿qué tiene que ver el clero con la especulación financiera? No parece que la Iglesia se parezca en nada a un banco o a un fondo de capital-riesgo. No, lo que ocurre es que el 15-O no se ha pervertido como el 15-M, es que ya ha nacido perverso, controlado por comecuras, okupas y demás elementos parasitarios, más parasitarios como los mismos mercados financieros que dicen combatir. Por de pronto, parasitizan a todos los parados desesperados, que no deja de ser una reiteración.

Y como tales parásitos, se dedican a usurpar la propiedad privada de los demás, con la ocupación de inmuebles y otras violencias. Curioso, porque los mercados financieros que dicen combatir hacen lo mismo que ellos: vulnerar el derecho a la propiedad privada. Los mercados financieros han trocado la propiedad privada por la propiedad fiduciaria. Esto es, los intermediarios del mercado funcionan con 'el dinero de los demás', de ahí sus abusos. Ejemplo: un fondista no sabe dónde va a parar su dinero, ni dónde ni cómo se invierte. Otro ejemplo: el accionista de una gran empresa o de un gran banco no manda un pepino en el negocio: mandan la tecnoestructura, presidente y CEO. Igualito que los indignados.

Conclusión, que esta vez no necesito esperar tres días. Con unas horas me basta: al 15-M -al menos el 15-M español- que le den mucha morcilla.

Eulogio López

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