Sr. Director:

Con motivo de los veinticinco años de la pandemia, en diferentes medios ha aparecido un artículo de Peter Piot, Director Ejecutivo del Programa Conjunto de la ONU sobre el SIDA, que a mi entender no tiene desperdicio. Entresaco algunos párrafos: el dinero para luchar contra la epidemia en los países en vías de desarrollo, ha aumentado de 800 millones de euros en 1999, a 6500 millones en 2005, lo cual él mismo reconoce que es muy positivo; lástima que más adelante afirme:La epidemia sigue siendo mayor que nuestros esfuerzos por atajarla, y crece con más rapidez que los intentos del mundo por pararla.

De los objetivos de prevención del VIH acordados en 2001, son más los fallidos que los alcanzados. La consecuencia que yo saco es que el preservativo, principal método de prevención, parece que no es tan seguro como se afirma. Resulta significativo que en todo su largo artículo Piot, no cite ni una sola vez a este profiláctico. En cambio no duda en afirmar lo siguiente: Todos nuestros esfuerzos por poner coto a esta enfermedad no servirán de mucho si no se avanza contra los factores que instigan la epidemia. Me parece evidente que uno de esos factores es la promiscuidad sexual. ¿Cuándo se atreverán las autoridades sanitarias y políticas a recomendar la abstinencia sexual fuera del matrimonio y la fidelidad conyugal, como hizo el gobierno de Uganda reduciendo a la mitad la incidencia de la enfermedad? Eso sí que es eficaz, y no el eslogan sobre el sexo seguro.

Jaume Ros Sagué

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