A una pareja, que lleva separada 20 años y cuyo único nexo es la niña que tuvieron juntos, no les queda más remedio que volverse a ver cuando precisamente su hija les comunica que va a casarse en Bali, con un agricultor de algas. Será en ese momento cuando, a pesar de sus desencuentros, unan sus fuerzas para impedir que se celebre esa boda.

Dos conocidas estrellas de Hollywood como son George Clooney y Julia Roberts vuelven a reencontrarse en la gran pantalla en una comedia romántica, con la que intentan revitalizar este género, en los últimos años sin demasiados aciertos. Amigos en la vida real, anteriormente trabajaron juntos en Ocean’s Eleven, Ocean’s Twelve, Money Monster y Confesiones de una mente peligrosa.

Simplemente contemplando el tráiler de la película, que fundamentalmente es una historia de segundas oportunidades y de buenismo, ya se vislumbra que el gancho consiste en disfrutar de las interpretaciones de Clooney y Roberts, una pareja de intérpretes con carisma que cuentan con una sólida carrera a sus espaldas y en este proyecto se han involucrado no solo delante de la cámara sino también en la producción. Un film realizado para agradar a los espectadores que apuestan por las comedias románticas, ligeras, desenfadadas, pero sin la calidad argumental y el ingenio que destilaban otras de finales de los años 90 como Notting Hill o en los comienzos del siglo XXI como Love Actually.

Porque aquí el desarrollo se limita a los diálogos y las pullas, hay que reconocer algunas muy divertidas, que se lanzan los dos ex y a las “fechorías” que intentan hacer contra los enamorados para que desistan de sus planes. Por esa razón, como los intérpretes están bien (también está genial Lucas Bravo, ejerciendo del novio tontorrón del personaje que interpreta Roberts) y el paraje natural donde se filmó la película es de ensueño (se rodó en las playas de la costa de Queensland, en Australia, concretamente en las islas Whitsunday), todo ello invita a darse el último baño del verano gracias a este film, porque se trata de una película refrescante y alegre, en la que su director, Ol Parker, ha seguido las mismas propuestas que ya marcó en otro film anterior como fue Mamma Mía. Una y otra vez. No son historias inolvidables, pero permiten pasar un rato entretenido.

Como la acción transcurre en Bali, lugar donde no se pudo filmar por las restricciones impuestas por el Covid, lo que hizo el equipo es documentarse en arquitectura y costumbres balinesas. Lo que da lugar a momentos en la película bastante exóticos y, por que no decirlo, bastante estrafalarios, sobre todo los relativos a la propia ceremonia nupcial.

Para: los que les agraden las comedias amables pero en ningún caso inolvidables.