Como otros galenos famosos del mundo fantástico, recuerden el científico de El Hombre invisible o el de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, por citar dos que todos recordamos, Michael Morbius es un doctor que padece una extraña enfermedad sanguínea y, resuelto a salvar a otros que tienen la misma desgracia, como su amigo Milo, decide experimentar con su propio cuerpo. En un principio su remedio parece un éxito, hasta que algo oscuro ocurre dentro de él y se desata.  

Posiblemente sea Michael Morbius uno de los personajes del Universo Marvel más desconocidos, no solo para el gran público sino incluso para los seguidores de esta factoría de comic. De ahí, la acertada elección para encarnarlo de un actor tan carismático, y con tantos admiradores, como Jared Leto, recientemente visto bajo una irreconocible apariencia en El caso Gucci.

El intérprete parece empeñado en hacer de la transformación fisonómica una de sus grandes bazas interpretativas, por ello ha estado realmente satisfecho de encarnar a este antihéroe vampiro con el que ha disfrutado: “He interpretado al doctor Michael Morbius mostrando desde su lado más frágil al más poderoso y monstruoso”.

Para llevar a la gran pantalla esta historia de argumento simple se ha contado con un buen director como es Daniel Espinosa, cuyo estreno anterior más reciente, Life, apostaba por un relato de ciencia ficción, pero, realmente, los que conocen el tema vampírico son los dos guionistas: Matt Sazama y Burk Sharpless responsables, en el año 2014, en esa parcela de Drácula, La Leyenda Jamás Contada. Porque realmente el dilema que plantea este film es la lucha interior de un científico al que se le escapan los efectos negativos de su experimento y lucha contra el yo malvado que crea, a pesar de las dificultades que ello comporta porque apenas puede controlarlo.

Al parecer, desde el principio, Leto y Espinosa llegaron a la conclusión que el aspecto del antihéroe era casi imposible hacerlo con prótesis y maquillaje, por lo que optaron por los efectos visuales, donde se ha intentado mantener los rasgos físicos del atractivo actor en la cruenta criatura. Los que resultan más normales y, digamos, más vistos son los efectos digitales a los que se recurre en demasía en las escenas de acción, que son considerables en el desarrollo. Se agradece que, aunque el comic en el que está basado es tremendamente violento y gore, en la película se opta, para no ser tan explícita, al suspense, a la elipsis y a la propia imaginación del espectador.

Para: los que vean todas las películas basadas en comics.