Una carta de amor a todos los padres de familia que intentan lograr un futuro mejor para sus hijos eso es lo que ofrece Minari. Historia de mi familia que, a primera vista, repite la idea de tantos films que narran la lucha de unos inmigrantes que intentan alcanzar el sueño americano. Pero la mirada emotiva que imprime su director, Lee Isaac Chung, la convierten en una propuesta estimable.

Años 80. Jacob, un joven padre de familia surcoreano, recientemente llegado a Estados Unidos, traslada a su familia de California a Arkansas empeñado en labrarse un futuro como granjero. Además de su mujer y sus dos hijos, también vivirá con ellos la abuela Soonia, una anciana deslenguada que pronto tendrá sus diferencias con el pequeño David.

Titulada como una hierba coreana utilizada para cocinar, el relato, realista, va desgranando acontecimientos cotidianos sobre el día a día de esa familia que emprende una carrera hacia adelante, llena de dificultades. Con la descripción de la diferente personalidad de la  joven pareja se pueden sentir reflejados seres humanos de cualquier condición y raza; mientras él es un hombre emprendedor, soñador, que aspira a ser independiente, su esposa es una mujer más conservadora, poco amante del riesgo, que a regañadientes sigue a su esposo pero tiene los pies en tierra, incluso en los momentos más complicados.

Cuarta película del director Lee Isaac Chung, también responsable del guión, éste se ha inspirado en sus propias vivencias personales de ahí que todo lo que vemos en pantalla resulte tan creíble, incluso el estrambótico personaje de la abuela, que aporta la parte humorística del relato, mientras la tierna la pone el pequeño David.

Sin ser critica, los acontecimientos narrados dejan a la luz esa sensación de desubicación que sienten muchos emigrantes al llegar a un nuevo país y su lógico deseo de sentir permanencia, aunque la familia protagonista asiática tiene algo en común con la tierra que les ha acogido y es que la madre, Mónica, es creyente y pertenece a una iglesia cristiana.

Ganadora del Globo de oro a la mejor película de habla no inglesa, y otros premios internacionales, tiene detrás de la producción a Plan B Entertainment, la compañía fundada por el actor Brad Pitt, que también ha respaldado económicamente otros largometrajes sobre vivencias familiares como la magnífica El árbol de la vida (2011), de Terrence Malick, en la que Pitt también participó como actor, y la injustamente minusvalorada Qué fue de Brad (2017), que cuenta con la mejor actuación de Ben Stiller.

Minari. Historia de mi familia supone un viaje nostálgico a la América rural, donde tanto la belleza en imágenes del campo como el ritmo mesurado de la narración, transmiten una gran paz, a pesar de que algunos de los acontecimientos familiares narrados poseen carga dramática.

Para: los que les gusten los dramas familiares no almibarados