Con el documental Madre no hay más que una el director, Jesús García, quiere rendir homenaje a lo que supone la maternidad en los tiempos actuales donde, como bien explica en imágenes, hay que hacer “malabarismos” para conciliar. Aunque de diferentes profesiones, y edades, todas las madres de este film tienen claro que, a pesar del esfuerzo, es la experiencia más enriquecedora de sus vidas, que les ha hecho ser mejores personas. Las protagonistas, Blanca, Bea, Isa, Ana, María y Olatz son seis madres de familia ‘normales’ pero de firmes convicciones católicas.

Con una estructura sencilla pero que funciona, esas madres hablan a cámara de lo que ha supuesto para ellas ser madres, describen a sus hijos (siempre con un cariño que traspasa la pantalla) y hablan de algunos de los problemas graves que algunos de ellos trajeron en su embarazo o que, desgraciadamente, como ocurre en el caso de Bea, no pudieron superar.

Otra coincidencia entre todas las madres retratadas es que afirman que la oración les ha ayudado a superar muchas dificultades reales. Afirma Isa que la sociedad no entiende que se elija ser madre de familia numerosa, lo que ha provocado que pierda trabajos y que se sienta mal mirada en muchas ocasiones.

La fuerza de este documental reside en la autenticidad y sinceridad con la que esas mujeres, la mayoría en la treintena, cuentan su historia. A estas seis madres el propio director las califica como “antisistema” por ejercer su maternidad, en muchos casos numerosa, de manera plena y absolutamente feliz en un mundo que, en la actualidad, ha optado por el hedonismo y la falta de compromiso.

   Son madres todoterreno “pase lo que pase”, que afirman han tomado como modelo a la Virgen María, que se sienten imperfectas, pero a quien sus hijos, lejos de suponer una carga, como dice una de ellas “les hacen más libres” y, por supuesto, más felices.

Para: los que crean que ser madre merece la pena.