Paula es una niña pizpireta, de 9 años, que quiere ser futbolista. Es feliz, aunque la separación de sus padres la lleva mal. Cuando el equipo en el que juega pasa por apuros económicos, su padre, Luis, le promete hablar con su buen amigo, el jugador del Betis Joaquín, para que apadrine el equipo. Pero, hay un pequeño problema: Luis realmente no conoce al jugador, se lo ha inventado para ganarse la admiración de su hija y la simpatía del barrio. Ahora que la pequeña ha puesto toda su ilusión en eso, no puede defraudarla.

Muchas ideas encierra esta amable comedia dramática dirigida por la gaditana Ángeles Reiné, pero dos prevalecen por encima de todo: las promesas hay que cumplirlas y, aunque la tarea sea ardua, hay que luchar por lograr los sueños de cada uno.

El protagonista de esta historia, Luis, es un buenazo que  podría ser el retrato de tantos jóvenes con talento que, llegada a una determinada edad, por falta de ambición, de suerte o, como ocurre en este caso, por amor a sus padres decide seguir un camino que no habrían elegido, dejando atrás sus sueños, aunque esto a la larga les produzca insatisfacción y sensación de fracaso. Pero, también, es la descripción de un buen padre que hará lo necesario para que a su pequeña no le pase lo mismo.

Muy grata de contemplar, por todos los mensajes positivos que contiene, es una historia dirigida a todos los públicos que nunca chirría  y que nos recuerda algo que no por obvio deja de ser fundamental: todo es posible  si se tienen unos buenos amigos y una familia que te quiere. A destacar lo bien que describe el ambiente de cualquier barrio modesto de cualquier ciudad, donde los vecinos se conocen y muchas veces se ayudan.

Un buen reparto avala esta película agradable, en la que encontramos como protagonista Antonio Pagudo (conocido por la serie televisiva La que se avecina), que ofrece una perfecta actuación de perdedor, la niña Luna Fulgencio (mucho mejor en su papel que en las películas de Padre no hay más que uno, de Santiago Segura) , Alex O’Dogherty, Antonio Dechent y Lisi Linder. Todos ellos ofrecen interpretaciones acertadas y están muy adecuados en sus papeles. Pero, a pesar de ello,  al argumento le falta un punto de emoción, y a pesar también de las buenas vibraciones que ofrece. Lo más gracioso es la aventura en la que se embarcan el protagonista, y su patoso amigo Litos para intentar contactar con Joaquín, el jugador de fútbol quien, como ocurre con cualquier estrella del balompié, no es de fácil acceso. 

Pero, sin duda, uno de los ganchos de la película es que la niña juega en un equipo de fútbol, ahora que el deporte rey femenino se ha convertido en una de las grandes expectativas, por la que apuestan cadenas de televisión y anunciantes.

Para: los que les gusten las comedias dramáticas amables, aunque les falte un punto de emoción.