Un empresario millonario decide hacer algo que deje huella y, para ello, aprueba  financiar una película. Para llevarlo a buen puerto contrata, presumiblemente, a los mejores:  un equipo  formado por la celebérrima cineasta Lola Cuevas y dos famosos actores muy dispares en su trayectoria profesional; el actor de Hollywood Félix Rivero y el actor radical de teatro Iván Torres. Ambos triunfadores en su parcela pero que no se tienen simpatía. Una  serie de pruebas cada vez más excéntricas, antes del rodaje e ideadas por Lola, acentuarán el duelo personal entre ambos “egos”.

Seguramente todos lo hemos pensado en alguna ocasión que, en un mundo como el de la actuación, donde pesa tanto la vanidad y el narcisismo, ¿qué puede ocurrir cuando se encuentran, frente a frente, dos actores calificados de grandes pero que no se soportan? La respuesta en imágenes nos la ofrecen los directores argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, responsables de una película anterior tan inteligente como El ciudadano ilustre.

Muy ingeniosa en su argumento, esta comedia dramática repleta de cinismo y humor negro, se trata de una película de las denominadas de “cine dentro del cine”, donde el que más o el que menos verá ciertas semejanzas con algún profesional muy conocido del séptimo arte español. Puesto que aunque el personaje más histriónico, el de Lola Dueñas, interpretado por Penélope Cruz, parece improbable por su  comportamiento excéntrico y de maltrato a sus actores, quizás no esté tan alejado de la realidad.  

El comienzo de Competencia oficial es ciertamente brillante, pero cuando pasan aproximadamente 60 minutos (la película dura dos horas) cae en algunos momentos en la reiteración que ralentiza la calidad de este filme, que se rie de todos los que componen el mundo del cine y sus peculiares manías. Se diferencia de otras geniales películas de Cohn y Duprat, en que es menos elegante en la presentación de algunas situaciones y posee cierta zafiedad cuando describen lo políticamente correcto mientras hay secuencias innecesarias como la del baile sexual ejecutado por esa gran actriz que es Irene Escolar, aquí en un papel secundario.ç

Como se deduce en el desarrollo, el “McGuffin” de arranque de la película, el motivo de poner en marcha ese largometraje para perdurar la memoria de empresario, pronto queda diluido ante las locuras que les propone la directora a los actores o en las zancadillas que se ponen ambas estrellas el uno al otro.

El veterano actor argentino Oscar Martínez, realiza una actuación magistral bien acompañado de Antonio Banderas y Penélope Cruz.

Para: los que intuyan que en ese retrato exagerado del mundo del cine hay bastante realidad.