La familia Spengler y los amigos de los chavales regresan al origen de todo, a la mítica estación de bomberos de Nueva York donde sucedieron los primeros acontecimientos. Ahí, de nuevo, formarán equipo con los Cazafantasmas originales, quienes han construido un laboratorio moderno para ser más eficientes en la captura de entes. Todos ellos deberán unir fuerzas para salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo. Más aún cuando han sido los responsables de que se haya liberado un ser maligno, de un antiguo artefacto, que tiene como objetivo provocar una muerte helada en la ciudad.

Hace tres años los espectadores quedamos gratamente sorprendidos con el regreso de Cazafantasmas: Más allá, que era más familiar pero, sobre todo, más divertida que la película original. El éxito de ese film ha dado lugar a esta secuela en la que de nuevo son artífices Gil Kenan y Jason Reitman, ambos coguionistas y el primero, además, director.

Evidentemente uno de los grandes atractivos de este largometraje de aventuras es descubrir a los nuevos fantasmas que aparecen en Manhattan pero, en esta ocasión, el personaje más divertido de la trama es un ser humano: el denominado “señor del fuego”, que tiene mucho recorrido en la película.  Al igual que hicieron en Cazafantasmas: Más Allá, Kenan y Reitman han recuperado la estética de los fantasmas de las películas de 1984 y 1989, y aunque muchos de los efectos visuales actuales se hacen con ordenador, han apostado por utilizar las mismas técnicas que hace cuatro décadas, en la medida de lo posible.

No obstante, algo de la 'magia' de la primera entrega de este siglo XXI, se ha perdido en el camino, a pesar de contar con los mismos guionistas. En la anterior, se hablaba de la conexión de los chavales protagonistas con los orígenes de los cazafantasmas y el legado secreto de su antecesor, de las diferencias generacionales a lo que se sumaba el bonito homenaje que se hacía al fallecido Harold Ramis, que interpretaba al Dr. Egon Spengler. Todo ello le daba un toque nostálgico realmente encantador. En ésta entrega se limitan a enfrentarse a fantasmas, alguno realmente peligroso. Además la película tarda demasiado en entrar en materia y aporta pocas novedades destacables: además del mencionado y divertido personaje de Nadeem, del señor del fuego (Kumail Nanjiani) es destacable el personaje de Melody (Emily Alyn Lind) una fantasma que carga con una gran pena, con la que establecerá una bonita relación Phoebe.

En lo que hay continuidad es en el reparto, donde tiene más peso Mckeenna Grace que encarna a Phoebe mientras que su hermano sigue siendo interpretado por Finn Wolfhard (popular por la serie televisiva Stranger Things). También está Paul Rudd y el elenco de los conocidos actores veteranos que encarnan a los veteranos cazafantasmas como son Dan Aykroyd, Bill Murray etc…

Para: los que vieron la anterior y les pareció simpático el testigo que recogen los descendientes de los Cazafantasmas originales.